Súbitamente los ojos se me llenaron de lágrimas y me dije bajito: "no quería acordarme de este día, pero se ve que los muertos, quieren volver".
Es que hoy es 2 de noviembre, día de todos los Muertos. Éste día ya casi no se conmemora, al menos en la ciudad donde yo vivo, pasa desapercibido entre la vorágine de obligaciones; tal vez ni siquiera sea un día con sentido de recuerdo, o de celebración. Con todo, cuando perdés a alguien a quien querés, hoy, dos de noviembre, te corre un frio por la espalda, y recordás.
Mi padre (ya escribí una nota sobre él) nos llevó al cine a sus tres hijos mas grandes, a ver la obra maestra de Stanley Kubrick escrita por Arthur Clarke. Conservo hasta el día de hoy la sensación de la película al verla por primera vez, no me he olvidado. Yo tenía alrededor de ocho o nueve, mis dos hermanos siete y seis... no sé. Todos la vimos, todos, la piedra negra, el espacio, las imágenes de la nave, la comida en pomada, y lo mas fuerte: el mono. el comienzo de la humanidad, los primeros homínidos, el mono golpeando con el hueso, la música de Richard Strauss, muy fuerte para una nena. muy fuerte.
Gracias papá, por tenerme de la mano y mostrarme a Kubrick, a Peter Sellers, a Chaplin. Gracias por los interminables conciertos. por Tchaikovsky y por Mahler (no olvido la tristeza de la Quinta, de Mahler) también por contarme la pasión de Chopin, Gracias por los robots, por la revista Mas Allá, que devoré en la pubertad, a escondidas. Por todas las escondidas literarias disfrutando la ciencia ficción que tanto amabas, gracias a vos viajé a Marte con Bradbury, conocí todos los relatos de El hombre ilustrado, y me imaginé mas adelante que un deshollinador me amaba, a mi, niña lejana y triste, como en "Remedio para melancólicos".Tamabién es justo decir gracias por hacerme conocer a Vinicius de Moraes y a Edgar Allan Poe. Hoy apareciste sin querer mientras hacía mi trabajo, ya adulta, ya madre, y te juro que a veces no tengo ganas de que aparezcas para no extrañarte, pero bueno, de la misma manera que como padre vos me invitabas a tu mesa a compartir Boris Karloff y Bela Lugosi, hoy papá estás invitado a mi tristeza y te vuelvo a tomar de la mano.
Gracias por darme la vida.
Es que hoy es 2 de noviembre, día de todos los Muertos. Éste día ya casi no se conmemora, al menos en la ciudad donde yo vivo, pasa desapercibido entre la vorágine de obligaciones; tal vez ni siquiera sea un día con sentido de recuerdo, o de celebración. Con todo, cuando perdés a alguien a quien querés, hoy, dos de noviembre, te corre un frio por la espalda, y recordás.
Gracias papá, por tenerme de la mano y mostrarme a Kubrick, a Peter Sellers, a Chaplin. Gracias por los interminables conciertos. por Tchaikovsky y por Mahler (no olvido la tristeza de la Quinta, de Mahler) también por contarme la pasión de Chopin, Gracias por los robots, por la revista Mas Allá, que devoré en la pubertad, a escondidas. Por todas las escondidas literarias disfrutando la ciencia ficción que tanto amabas, gracias a vos viajé a Marte con Bradbury, conocí todos los relatos de El hombre ilustrado, y me imaginé mas adelante que un deshollinador me amaba, a mi, niña lejana y triste, como en "Remedio para melancólicos".Tamabién es justo decir gracias por hacerme conocer a Vinicius de Moraes y a Edgar Allan Poe. Hoy apareciste sin querer mientras hacía mi trabajo, ya adulta, ya madre, y te juro que a veces no tengo ganas de que aparezcas para no extrañarte, pero bueno, de la misma manera que como padre vos me invitabas a tu mesa a compartir Boris Karloff y Bela Lugosi, hoy papá estás invitado a mi tristeza y te vuelvo a tomar de la mano.
Gracias por darme la vida.