A veces viene muy bien escaparse.
La escapada es algo súbito, se da de repente y uno tiene que decidir, si se prende en la huída o se queda en lo real y tranquilo de la rutina. A veces no se tienen los medios, por momentos no es fácil dejar el entorno. Sin embargo a menudo sentimos que la vida nos habla con un un cuchicheo al oído en donde nos dice como en un susurro: "¡veni!" o mas vale..."¿Vamos?" Y está en uno decir que sí o que no al placer de la escapada. Y por supuesto asumir todas las consecuencias de la vuelta a la rutina.
Este fin de semana de febrero que pasó pude escaparme a Buenos Aires con Gabriela, mi prima.
Hacía mucho, pero muchísimo tiempo que no me escapaba, creo que la última vez fue en el año 2013 cuando fuimos a Oncativo con las viejas amigas, apenas dos días de largas charlas en un otoño inolvidable. A Gaby no la había vuelto a visitar desde hacía un tiempo y ya quería conocer la casa en donde se ha mudado junto a su familia, el barrio tiene un nombre sugerente: Olivos. Sugiere calor, España, aceitunas, Andalucía, García Lorca, (a la Patrona todo le es sugerente, ella... feliz con las palabras que le dicen cosas), y así, como quien no quiere la cosa, hablé con mi marido, que estaba en esos días con la tensión un poco alta por estrés, y sin culpas, ni mirar para atrás, abordé con Gaby un auto con destino a Buenos Aires. Ya volvería luego a cuidar de mi amado, de mi casa y todo lo demás.
Fueron tres días de calor y actividad, charlas, paseo.
La cultura se apoderó de mí. La pintura, escultura, los museos. Confieso que desde septiembre del año 2018 estaba loca por ir a ver la muestra del Museo Nacional de Bellas Artes la muestra de William Turner. Porque adoro a Turner desde que soy niña, adoro la pintura inglesa, el sigloXIX
y me moría si no la veía. Por suerte pude escaparme, no puedo describir la emoción que sentí al observar las acuarelas, los paisajes de mar, los naufragios, los ocasos. Sentí que era eso lo que me hace vivir.
|
belleza! |
El sábado fuimos con Gaby a visitar a una amiga, Nuna Mangiante, con quien aprendimos el Arte del grabado cuando niñas, en el taller de Marta Gamond, luego en la adolescencia jugamos al Hockey y compartimos deporte y amigos, y ya no nos vimos mas, pero ella devino en una artista plástica importante, que vive en Villa Crespo. Las tres tomamos té, riéndonos del pasado, recordando las buenas y las malas, hablando de las familias, del arte y de nosotras, pasamos una tarde hermosa que la recordaremos siempre.
|
las tres amigas! |
|
Nuna con Mate |
|
Mi querida Gaby |
Y el domingo, luego de un vigoroso asado preparado por Néstor, el marido de Gaby, junto a su hermano, cuñada, su madre Rosa que nos sorprendió por el bronceado de Miramar, de donde recién llegaba, y su exclusivo minishort (¡que vivan las viejas que se visten como quieren!);
Además de los dos hijos de Néstor y Gaby con sus respectivos amores.
Ahí mientras comíamos preparé una segunda escapadita dentro de la escapada, luego del postre los chicos me llevaron a Beccar, donde está Villa Ocampo, la magnífica residencia de Victoria Ocampo, la escritora argentina y editora de la revista Sur.
Me es muy difícil describir lo que sentí. El sol de la siesta reverberaba en el césped, en las hojas de los ombúes, en las tejas de la enorme casona.
Hacía un calor brutal, que impedía o al menos desganaba el paseo externo, y al contrario, invitaba al reparo del hogar con la frescura de sus paredes. El parque de la Villa Ocampo es fabuloso, con la sensualidad de nuestra flora y la visión del paisajismo europeo, ni bien franquear los escalones de entrada, puedo decir que adentro uno se sentía en un palacio. Si bien había visitantes y turistas, atentísimos guías de turismo que explicaban muchos detalles, al recorrer la residencia se percibía que todo era impecable, sorprendente y maravilloso.
|
la fuente francesa. |
Victoria Ocampo como dueña, como escritora, como habitante de la casa. Victoria elegante, sensual, hospitalaria. Victoria transgresora, adelantada a su época, feminista, trabajadora, ¡qué mujer maravillosa! Su extraordinaria mansión le sirvió de reparo para escribir y trabajar, para pensar otro mundo, para idear cómo ayudar a personas verdaderamente necesitadas, para encontrarse con intelectuales mundiales que la quisieron y la respetaron enormemente.
La visita a la Villa Ocampo, y todo lo que aprendí, me dejó profundamente inspirada. Les dejo unas fotografías de ese domingo inolvidable.
|
La habitación de Victoria, su televisor, sus sillas.
|
¡Escaparse! Por un ratito huir de la rutina, animarse a ver, a oler, a percibir otra geografía, otros rumbos que nos hagan pensar de otro modo. Escaparse con buena compañía, con amigos o pareja o con hijos, pero por un momento salir, descubrir un paisaje desconocido, comer platos que antes no habíamos comido, ver arte, charlar con desconocidos. todo eso es justamente:¡ESCAPAR!