martes, 19 de febrero de 2019

Las Bibliotecas que frecuenta una Rata



Antes de que empiece el año laboral,  siempre es conveniente en toda casa, hacer un recorrido por los lugares que uno nunca ve y revisar  si están bien o deparan sorpresas. Mirar un muro que se humedece a causa de  un caño, podar  una enredadera  que se trepa mas allá de lo que debe, expulsar a los insectos que hacen nidos en los rincones.
  Mientras la patrona tiene un tiempito  revisa, ordena, limpia el lugar donde vive, friega objetos para que recuperen brillo, y supervisa sectores  en donde ella misma puede  acumular.  La patrona se sabe acumuladora, y tiene que descartar cosas que no le son útiles  -no sin pesar-, ya lo sabe. La patrona no es de las seguidoras de Marie Kondo, por más que se lo proponga una y mil veces.
Lo que ella ama son sus libros, algunos los guarda desde que era chica, desde su adolescencia, de muchos ya de desprendió para que otros los disfruten. No quiere soltar por nada del mundo "El Tesoro de la Juventud"  Joya que servía para niños sin televisión de 1930, con maravillosas ilustraciones de arte, grabados de famosos artistas, poesía de la buena, y miles de consejos, cuentos e historias con los que la patrona trabaja desde chiquita. Mientras revisa y quita la tierra de sus bibliotecas caseras, la patrona se va preguntando ¿De donde me vendrá este amor por los libros? ¿Porqué me cuesta tanto tirarlos o desprenderme de ellos? O más bien, para darle una vuelta a la pregunta: ¿ Es que siempre voy a estar cuidando bibliotecas, propias o ajenas? Porque además, en su trabajo a la patrona le ha tocado en suerte limpiar, estimular a la lectura, impulsar el leer como acto, tanto  para sus hijos, como para sus alumnos viejos.

En un atisbo de lucidez, la patrona se percata de que en Horóscopo chino es una rata. Una rata para los occidentales es un animal temido,  combatido,  odiado, no así para los chinos, que encuentran virtudes en el pequeño roedor que comparte su nicho gastronómico con el hombre. Para los chinos la rata es curiosa, intrépida, guardadora, audaz e inteligente. ¡ Muchas virtudes! tal vez sea por eso que a la patrona le cuesta tirar y desprenderse. 

Hoy, justamente encontró en una biblioteca de las que ella ordena una belleza, un libro de la escritora  cordobesa Leonor Mauvecin, que se ocupaba de la Rata, en una preciosa poesía



LA PIEL DE LA RATA

He gastado mi sudario de muerte y espanto
En la ciudad del flautista.   Romilio Rivero

¿Qué arca congrega tu rumor de siglos?
Pestes y miserias convocan tu nombre.
Hija del escarnio y del olvido.
¿Qué es tu piel?
Sólo un segmento oscuro de la nada
Un manojo parduzco que se arrastra.
Una sombra perdida en los lupanares inmundos
Sin embargo perduras contra el estigma y el odio.
Contra los espasmos del asco.

Sombra que carcome los rincones del sueño
Déjame contemplar tu verdadera estatura.
Tú que roes el escondrijo de la noche
Y miras por el ojo la luz que todos ignoramos.
Tú que dispersas fantasmas
En el punto más álgido del camino
Donde todos abandonan.
Donde la parca arrastra su manto
Y alerta las lechuzas bulliciosas del miedo.
¿Acaso no acechas desde la soledad y en el territorio
De las sombras conservas tu estirpe destronada?
¿Acaso no vagas hambrienta y sobre los escombros
Quiebras lo imposible?
¿Acaso no bailas junto al encantador que renueva milagros
En el sortilegio de su flauta mágica?

Sombra de la noche que escarbas  debajo de la piedra.
Entre los recovecos plagados de bestiarios y lunas.
Entre los danzarines y las mariposas fugaces.
Entre los insectos alados que traspasan la aurora.
Entre todos los seres que se extinguen,
                                     Repudiada y maldecida, sobrevives.


Leonor Mauvecin. Poeta de Córdoba.


Súbitamente y al degustar estos versos venido de un libro que salió de una vieja biblioteca, la patrona recuerda el cercano paseo a Villa Ocampo. ¡Qué placer en esa enorme biblioteca!




 Victoria  Ocampo mujer lectora

Victoria escritora, amante de sus libros y de sus escritores favoritos

 Porque, aunque pasen los años y la vida, la actividad de sentarse y leer es uno de los placeres más grandes que nos puedan pasar, el tiempo que pasa sin que nos demos cuenta, el mundo se amplía, viajamos, amamos, sufrimos, crecemos, aprendemos gracias a los libros.

La patrona se ríe mientras saca el polvo con un trapo, ubica a sus libros amados, los clasifica y  elige uno para la mesa de luz de la noche. ¿ lo terminará o no durante esta semana? Ella sabe que es una rata curiosa, y  en el fondo de su corazón,  reconoce  que seguramente saltará a otra lectura, a una revista, película o serie  que la convoque más. Ella es una rata en el Horóscopo chino.

jueves, 14 de febrero de 2019

¡Escapada!




A veces viene muy bien escaparse.
La escapada es  algo súbito, se da de repente y uno tiene que decidir, si se prende en la huída o se queda  en lo real y tranquilo de la rutina. A veces no se tienen los medios, por momentos no es fácil dejar  el entorno. Sin embargo a  menudo sentimos que  la vida nos habla con un un cuchicheo al oído en donde nos dice como en un susurro: "¡veni!" o mas vale..."¿Vamos?" Y está en uno decir que sí o que no al placer de la escapada. Y por supuesto asumir todas las consecuencias de la vuelta a la rutina.

Este fin de semana de febrero que pasó pude escaparme a Buenos Aires con Gabriela, mi prima.
Hacía mucho, pero muchísimo tiempo que no me escapaba, creo que la última vez fue en el año 2013 cuando fuimos a Oncativo con las viejas amigas, apenas dos días de largas charlas en un otoño inolvidable.  A Gaby no la había vuelto a visitar desde hacía un tiempo y ya quería conocer la casa en donde se ha mudado junto a su familia, el barrio tiene un nombre sugerente: Olivos. Sugiere calor, España, aceitunas, Andalucía, García Lorca, (a la Patrona todo le es sugerente, ella... feliz con las palabras que le dicen cosas), y así, como quien no quiere la cosa, hablé con mi marido, que estaba en esos días con la tensión un poco alta por estrés, y sin culpas, ni mirar para atrás, abordé  con Gaby un auto con destino a Buenos Aires. Ya volvería luego a cuidar de mi amado, de mi casa y todo lo demás.

Fueron tres días de calor y actividad, charlas, paseo.
La cultura se apoderó de mí. La pintura, escultura, los museos. Confieso que desde septiembre del año 2018  estaba loca por ir a ver la muestra del Museo Nacional de Bellas Artes la muestra de William Turner.  Porque adoro a Turner desde que soy niña, adoro  la pintura inglesa, el sigloXIX
y me moría si no la veía. Por suerte pude escaparme, no puedo describir la emoción que sentí al observar las acuarelas, los paisajes de mar, los naufragios, los ocasos. Sentí que era eso lo que me hace vivir.




belleza!


El sábado fuimos con Gaby a visitar a una amiga, Nuna Mangiante, con quien aprendimos el Arte del grabado cuando niñas, en el taller de Marta Gamond, luego en la adolescencia jugamos al Hockey y compartimos deporte y amigos, y ya no nos vimos mas, pero ella devino en una artista plástica importante, que vive en Villa Crespo. Las tres tomamos té, riéndonos del pasado, recordando las buenas y las malas, hablando de las familias, del arte y de nosotras, pasamos una tarde hermosa que la recordaremos siempre.
las tres amigas!


Nuna con Mate

Mi querida Gaby
Y el domingo, luego de un vigoroso asado preparado por Néstor, el marido de Gaby, junto a su hermano, cuñada, su madre Rosa que nos sorprendió por el bronceado de Miramar, de donde recién llegaba, y su exclusivo minishort (¡que vivan las viejas que se visten como quieren!);
Además de los dos hijos de Néstor y Gaby con sus respectivos amores.
Ahí mientras comíamos  preparé una segunda escapadita dentro de la escapada, luego del postre los chicos me llevaron  a Beccar, donde está Villa Ocampo, la magnífica residencia de Victoria Ocampo, la escritora argentina y editora de la revista Sur.


Me es muy difícil describir lo que sentí. El sol de la siesta reverberaba en el césped, en las hojas de los ombúes, en las tejas de la enorme casona.
Hacía un calor brutal,  que impedía o al menos  desganaba el paseo externo, y al contrario, invitaba al reparo del hogar con la frescura de  sus paredes. El parque de la Villa Ocampo es fabuloso, con la sensualidad de nuestra flora y la visión del paisajismo europeo, ni bien franquear los escalones de entrada, puedo decir que adentro uno se sentía en un palacio. Si bien había visitantes y turistas, atentísimos guías de turismo que explicaban muchos detalles, al recorrer la residencia  se percibía que  todo era impecable, sorprendente  y maravilloso.



la fuente francesa.
Victoria Ocampo como dueña, como escritora, como habitante de la casa. Victoria elegante, sensual, hospitalaria. Victoria transgresora, adelantada  a su época, feminista, trabajadora, ¡qué mujer maravillosa! Su extraordinaria mansión le sirvió de reparo para escribir y trabajar, para pensar otro mundo, para idear cómo ayudar a personas verdaderamente necesitadas, para encontrarse  con intelectuales mundiales que la quisieron y la respetaron enormemente.

La visita a la Villa Ocampo, y todo lo que aprendí, me dejó profundamente inspirada. Les dejo unas fotografías de ese domingo inolvidable.
La habitación de Victoria, su televisor, sus sillas.


¡Escaparse! Por un ratito huir de la rutina, animarse  a ver, a oler, a percibir otra geografía, otros rumbos que nos hagan pensar de otro modo. Escaparse con buena compañía, con amigos o pareja o con hijos, pero por un momento salir, descubrir un paisaje desconocido, comer platos que antes no habíamos comido, ver arte, charlar con desconocidos. todo eso es justamente:¡ESCAPAR!