¿Viajar? En tiempos de Coronavirus? La patrona sin embargo...viaja.
Tiempos difíciles estamos atravesando. La pandemia sigue, tiene picos tremendos de contagios y hospitales sin camas, se restringe la circulación, en las calles hay mascarillas por todos lados, nos vacunamos en cuanto hay vacuna, y quien escribe -sin ser religiosa- reza para que sus conocidos, familiares y amigos no se enfermen ni se contagien. ¿Viajar? ¡Una utopía! ¿Cómo viajar si el mundo está cerrado, no sería lo recomendable o tampoco me alcanza la plata?
Esta joven mujer sin embargo se las ingenia para viajar sin tener ticket, leyendo crónicas de viajes, viendo videos de YouTube, consultando páginas de viaje, y rebuscando en su mundo interior hasta el momento en que pueda hacerlo, -que no falta tanto por otra parte-.
Una forma que ha encontrado la Laura es molestando, ¡qué tanto! Cuando sus queridas amigas viajan la patrona les pide que le traigan una muñeca. una muñeca es un objeto querido para esta señora. La acompaña en su alegría, en sus recuerdos de infancia. Por más que Laura, la patrona ha cumplido este verano sesenta años no se permite dejar de jugar, como una premisa, jugar para vivir, para crear, para divertirse. Y las muñecas la llevan de la mano al juego, aunque pasen los años y vengan las arrugas.
Barbie vino de la mano de Lupe, su sobrina, Lupe es un ser como dicen ahora "de luz", dulce, creativa, toca la guitarra, canta, lee, pinta en tela, juega. Un día esta niña le regaló a su tía toda una caja de muñecas, -Ya soy grande - le dijo, y para Laura, ése fue el mejor regalo que le hayan hecho a lo largo de los últimos años. Barbie aparece cuando la patrona quiere relajarse y quiere irse de este mundo agitado, de obligaciones y de conexión permanente. Barbie es su muñeca adorada, es ridícula, con curvas, con pelo rubio imposible, piernas larguísimas sin una nota de celulitis ni una sola venita azul. Pero Barbie con su mundo ideal es la felicidad de la adultez de Laura, la muñeca invita a la mujer a entrar siendo adulta en un mundo de juego, de costura, de diseño, de imaginación, de fotografía. Y Ahí van ellas, la señora y Barbie, jugando, desvistiéndose y vistiéndose en inviernos y veranos. Ocupando espacios, llamando la atención, hablando del recorrido de la mujer en este mundo. Y a más allá de Barbie, están las otras chicas, que invitan a Laura al mundo.
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Gabriela le trae desde México un par de muñequitas quitapenas, para cuidar sus sueños tan llenos de imágenes. belleza de maternidad, de vestido tejido. Bellezas.
De un viaje casi improvisado su querida amiga Lisa, le trae una negra que la hace bailar. ¡qué felicidad! Rumba, merengue, cumbia colombiana, gente que se mueve, que transpira y salpica alegría y felicidad. Eso quiere la patrona en este invierno terrible y oscuro ¡¡¡Azucar!!!
De Chile, Patricia le trae una hermosa cholita chilena del sur, toda en fieltro, con sus trencitas, andando por esas tierras, húmedas y frías. Laura la tiene entre sus manos y siente calorcito con esta muñeca.
Y en enero de este duro año año, de Italia vino ella, de la mano de Cristina, tan hermosa en el recuerdo de aquella niña que fue Laura, y que tuvo en el colegio una amiga tan dulce como Cristina, se buscaron por facebook y se encontraron en Córdoba, y ambas esperan no separarse más en esta vida. Ésta fue la muñeca que Cristina trajo de Italia a Laura
Dulce, con sus zapatos inmensos y los brazos estirados, ¡Cuántos abrazos daremos todavía!
Muñecas, amigas, viajes. El amor intacto por las amigas con las que comparto mi vida. La vida de Laura.
las vivencias, las lecturas y las cosas que me invitan a viajar a otras geografías, otros perfumes, y otros colores. Ya vendrán seguramente los viajes de verdad, los aeropuertos y el estrés, por ahora, Laura viaja de la mano de sus muñecas y la de sus amigas. Y viaja a lo largo de muchos kilómetros de éste mundo.