Tercer domingo de octubre y ya sabemos cómo pinta. en la casa de Laura lo que prima un día como hoy es el trabajo nomás, pinta comida. Eso es para mí desde siempre el Día de la Madre. Hoy todos los hijos estaban ocupados, y no había ni regalos ni día, por lo tanto Laura se fue con el gordito a almorzar afuera y lo disfrutaron en un restaurancito en Mendiolaza, al aire libre y con pajaritos, y al volver trabaja con la computadora. Y piensa en lo contenta que está de ser mamá y de que sus hijos hagan sus vidas, (y no se la compliquen, es lo que una quiere ¿no?)
Laura les deja un esbozo de lo que está escribiendo en estos días, haciendo un racconto de su invención como narradora, como creadora del personaje de la Patrona. Porque Laura es ella, con su invento, y la patrona... es el personaje. Y ahí van las dos lo real y lo imaginario en este mundo entramado.
Un día de estos me siento, e invento un personaje. La
pregunta es: ¿cómo hacerlo?
¿Cómo inventar un personaje para esconderse detrás y
poder darle vida? Así nació La Patrona.
Quien escribe encontró a una señora, mediana edad,
clase media y ya gordita. La Patrona trabaja, digamos en un establecimiento de
comidas, juguemos a que es un salón de fiestas en donde la gente se divierte y
pasa un rato agradable. El personaje es una señora que conduce y manda, que
presenta, que echa su mirada hacia muchos lados, sobre todo que hace funcionar
esa estructura que hace que la gente se divierta.
La narradora se esconde entonces detrás de La Patrona
y la va modelando como se le antoja. La
patrona es intensa, caminadora, observa todo el tiempo, sugiere cambios, anota
recetas, sugerencias de comidas, fabrica arreglos de flores y degusta distintos
vinos. Propone, discute, compra, pero sobre
todo, trabaja.
La narradora la
hace dicharachera, discutidora. Quien cuenta las historias de los días de la
patrona, hace que el personaje se enfrente al mundo para ganar plata, para
independizarse, para conquistar su autonomía, la narradora aprovecha y la arma
de todas las armas que ella sabe que no tiene, o que le cuestan mucho en su lucha
frente al mundo. Y así la van llevando a ésta historia que ya tiene sus años,
el mundo de la Patrona, que se va expandiendo y va cambiando, y el mundo de la
narradora, que va diseñando a éste personaje. Y así en la vida como en la
literatura, a menudo las dos, se dan la mano. A veces sucede que a la mujer que
escribe no se le ocurre nada, y deja pasar un tiempo hasta contar algo del
personaje, a veces se sumerge en la primera persona y la encarna y hace ella
misma de cuenta que es la Patrona. Los lectores deberán irse acostumbrando a
los cambios, a los juegos de disfraz y escondidas. La propuesta es divertida y
nos permite ir encontrando el perfil de la escritora y el perfil, también del
personaje.
Por ahí pasa un largo tiempo en que que la narradora no
escribe ni una nota par El blog de la patrona. tampoco ella encuentra tiempo para la intimidad de la escritura, los lectores tal vez le tengan paciencia y la puedan entender, ahora veamos
qué pasa con la patrona. ¡Pobre mi alma!
Han sido meses –por suerte- de mucho trabajo en su pequeña empresa, un
trabajo feroz de tiempo y energía. Mucho para sacar adelante. Al volver a su
casa también los hijos la esperan, Y esta mujer no guarda para sí energía, paciencia, dinero,
atención, comida, mirada. El amor y el compañero por momentos quedan
postergados a un día a la semana, por las noches ella queda exhausta y se
desmaya en su cama, quien está a su lado
suspira y hace crucigramas, también él
está cansado, la actividad del día es muy fuerte y los años no son los mismos
que en la plena juventud.
Y sin embargo la patrona está disfrutando estos años de vida que tiene como nunca, disfruta
del día, de la noche con sus insomnios, de los domingos en el parque, sólo
mirando los pájaros. Disfruta del otoño con muchas hojas, del invierno con las
comidas abundantes, de la primavera y el verano, que la reciben a pleno sol y
aire libre. La Patrona disfruta su vida y también, su actividad laboral.
Cuando tiene tiempo libre elige la lectura, muchos
cuentos cortos por falta de tiempo para la novela, breves encuentros con sus
amigas, pero siempre muy alegres y con importantes charlas de aprendizajes
sobre la vida y la edad que todas están transitando, los hijos de cada una y sus problemas…Ella y sus amigas se dan
cuenta de lo lindo que es vivir aprovechando cada segundo en que se está vivo.
En estos días La
patrona sigue en acción, preparando degustaciones de platos en su empresa.
Mañana otro cliente, otro casamiento, ¡uh! ¡Cómo se pasa éste año! –Piensa éste
personaje-.
La narradora sonríe al observarla, tan distinta, tan
luchadora. Ahora es tarde, la narradora se quita sus anteojos, se va a dar una ducha, el día ha terminado.
La patrona vive en el papel, y en la cabeza de quien cuenta la historia, ésta
mujer se da cuenta de que ahora está muy
cansada de imaginar, luego de la ducha calentita, apaga la computadora y se va
a tomar un té.