|
la gran Chabuca Granda, que me hizo reflexionar con su canción
|
Dejame que te
cuente limeño
Dejame que te diga la gloria
Del ensueno que evoca la memoria
Del viejo puente del río y la alameda
Dejame que cuente limeño
Ahora que aun perfuma el recuerdo
Ahora que aún se mece en un sueño
El viejo puente el río y la alameda
(Estribillo):
Jazmines en el pelo y rosas en la cara
Airosa caminaba la flor de la canela
Derramaba lisura y a su paso dejaba
Aromas de mistura que en el pecho llevaba
Del puente a la alameda menudo pie la lleva
Por la vereda que se estremece al ritmo
De su cadera recogia la risa de la brisa
del río y al viento la lanzaba
Del puente a la alameda
Dejame que te cuente limeño
Ay! Deja que te diga moreno mi pensamiento
A ver si asi despiertas del sueño, del sueño
que entretiene, moreno, tus sentimientos
Aspira de la lisura que da la Flor de Canela
Adornada con jazmines matizando su hermosura
a de nuevo el
puente, y engalana la alameda
Que el río acompasara tu paso por la vereda
Y recuerda que....
Estribillo
(Estribillo):
Jazmines en el pelo y rosas en la cara
(Estribillo):
Jazmines en el pelo y rosas en la cara
Airosa caminaba la flor de la canela
Derramaba lisura y a su paso dejaba
Aromas de mistura que en el pecho llevaba
Del puente a la alameda menudo pie la lleva
Por la vereda que se estremece al ritmo
De su cadera recogia la risa de la brisa
del río y al viento la lanzaba
Del puente a la alameda
Dejame que te cuente limeño
Ay! Deja que te diga moreno mi pensamiento
A ver si asi despiertas del sueño, del sueño
que entretiene, moreno, tus sentimientos
Aspira de la lisura que da la Flor de Canela
Adornada con jazmines matizando su hermosura
Alfombra de nuevo el puente, y engalana la alameda
Que el río acompasara tu paso por la vereda
Y recuerda que....
Estribillo
De Olores y perfumes
Mes de junio, mes de pleno invierno en esta ciudad
mediterránea donde vivo. Hace mucho frío, caen
todas las hojas de los árboles aún las que perduraban gracias a los
últimos calores de mayo y a la humedad. Hace frío y la gente procura encerrarse
en nuevas catedrales, contrario a ello
yo –que adoro el frío- prefiero salir a caminar por lugares abiertos, plazas,
calles vacías, respirando hondamente el aire, llenándome de un aire espeso y
frío, disfrutando la temperatura y la caminata.
Como la vida no
siempre es tan romántica ni tan profunda,
en estos días helados me tuve que dirigir a un centro comercial, el más
grande de la ciudad, y me sorprendió –como me sorprende siempre- ver el comportamiento de las personas, ¡todas juntas! ¡todas en un mismo lugar
recorriendo, observando, comprando. Traté
de no ser dogmática y dejarme llevar por el barullo y el gentío, divertida,
mirando a las caras de la gente, y un
poquito lo logré, rápidamente pagué la
factura por la que había ido al centro comercial y salí nuevamente a los
pasillos. Estaba caminando, pensando en
nada cuando de repente me embargó
una sensación desagradable. Llegaba a uno de los pasillos un olor a baño,
indescriptible , subjetivo. Di vuelta sobre mis pasos para ver si era mi propia
locura de mujer maniática, pero no. Había
olor a baño, con fuerte desodorante floral tratando de tapar el olor a
baño, y ahí nomás decidí huir de la
maroma humana Ya era para mí suficiente
el apretujamiento, escapé por una de las
puertas laterales, y el frio de la noche
me recibió. Mientras caminaba pensaba en
otros olores, tan necesarios y tan naturales.
Pocas veces la letra de una canción es tan sugestiva en
olores como lo es “La flor de la Canela”
de Chabuca Granda , Peruana.
“Derramaba lisura y a su paso
dejaba aromas de mixtura que en el pecho llevaba” ¡que lujo! Cuántas sensaciones de placer,
canela, magnolia, rosas, jazmines, uno se está imaginando las callecitas de
Lima con ese paso perfumado de las mujeres peruanas.
En nuestra ciudad no he sentido nunca el olor a
mar que tienen las veredas cariocas, no es
agradable, aún así es característico de
las ciudades portuarias. Córdoba es mediterranea y es hermoso ir al campo para
sentir el olor de los yuyos, de los arbustos. para todos los habitantes de esta vieja ciudad hay en
esta un aroma que subyuga
completamente, es sensual, y está en las calles del centro, caracteriza a esta Córdoba que adoro: es el
olor del praliné, ¿no cree quien lee que es una de las maravillas culturales
cordobesas ir caminando en pleno centro, por calles ruidosas, e ir oliendo esa
maravilla dulce que instantáneamente incita a la compra de praliné? O en las noches de verano, en nuestros
mediodías de domingo sentarse en el patio de la casa de uno y disfrutar del
olor a asado –que hace seguramente el vecino-
o bien si el asado es nuestro y tenemos la felicidad de saber que vamos
a comer ese plato tradicional y ahora carísimo , ¡ pensar con maldad en que los
vecinos estarán percibiendo ese olor tan exquisito!
De los olores fuertes de la infancia, recuerdo el olor a zorrino, cuando hacíamos
los viajes a Jujuy y en el camino se percibía, es característico y me hace
sonreír al recordarlo, lo mismo que los ungüentos que nos ponían en el
pecho, podrán pasar milenios pero en el
fondo de mi cerebro estará para siempre ese olor medicinal de la infancia.
Señora gorda y elegante, el Arpège de
Lanvin acompañará el recuerdo de mi madre, que lo usaba hasta la última gotita.
Caminar por la ciudad o el campo es una fantástica
experiencia para oler las estaciones, para sentir por la nariz el aire de las
estaciones, y es verdad que cada estación tiene sus notas, en este invierno hay
naranjas, mandarinas, árboles de naranjas que ya tienen la fruta, y aunque la fruta es casi
incomible a causa de la acidez , el perfume de naranjas al pasar por un árbol
de estas es una sensación extraordinaria. Sin mencionar cuando el naranjero nos ofrece el azahar, -ya
la palabra árabe es un delirio de sensualidad-
¡ imaginar cortar unas cuantas y sentirlas en la palma de la mano! O nuestro Paraíso, árbol que nos hace picar los ojos y
estornudar, y que sin embargo su
florcita azulina tiene un perfume único, dulce y exquisito.
Olores y perfumes, notas agradables, sensaciones que transportan, disfrute olfativo de este invierno cordobés
tan frío. Hace bien hacer un ejercicio personal de traer al presente esos
olores que forman parte de nuestro ser como personas dentro de una geografía y
un mundo.