Esta semana que transcurre,
me encuentra trabajando en un sitio distinto.
lejano.
Un sitio donde puedo explayar lo que siento, y plasmarlo.
(Detrás de esa mujer que se sienta en su ordenador, en el trabajo
está la Patrona que la observa y la mira, -¡Por fin! Se ha sentado,
¡qué mujer inquieta y curiosa, siempre andando!)
Preparo un viaje.
Un viaje al pasado, a mis abuelos. Al abrazo de mi abuela muerta
a los cincuenta y tres años.
A la sombra del patio de la calle Belgrano.
A los jazmines del país y la Strelitzia en flor
de sus canteros olorosos
y amados.
Era sólo una niña curiosa.
cuando busqué ese reparo.
Y hoy siento la misma necesidad imperiosa de encuentro
de paredes antiguas,
de rejas y de amparo.
¡Ay vida que me ofreces,
ese viaje tan extraño!
Para que este cuerpo
de mujer de sesenta
se asiente y libere
los recuerdos anclados.
Será en marzo ese viaje, amenizado
con charlas y profundos silencios
coloridos de flores y de exóticos pájaros.
-No llevar, -me digo- en equipaje
rencores, sinsabores, que amarguen
mi lenguaje.
Sí cargar esperanzas, la ambición del encuentro,
el expectativas por palabras y lindos recuerdos
que matizarán -lo creo-
las coloridas tardes, y los sencillos afectos.
Jujuy profundo de abrazo
¿me esperas?
Al cielo tan azul, a tus cerros voy yendo
¡que se pasen los días
y las horas y el tiempo!
(Para no hacer tan denso y tan propio este momento, la patrona se reta en cordobés a si misma, -"¡por favor, mujer! ¡ Hablando en poesía, rescatá tonada, tu acentito cordobés!-
(La patrona se interpela en esa ambivalencia de dos provincias, que hereda el personaje.
El humor cordobés y la tonada salvan y la rescatan a la Laura que sueña y que divaga por meandros de la nostalgia)
Y la poesía de los grandes poetas viene en ayuda, ahora del poeta jujeño Jorge Calvetti
EL RETORNO
a Guillemo G. Padilla
Vengo a buscar la luz que me ha mirado,
en el tímido tiempo de la infancia;
vengo a buscar mi casa y su fragancia
y el eco de los cantos que he cantado.
Vengo a buscar el río colorado,
el imperioso azul, la honda distancia,
los silenciosos sauces de la estancia
y el Cerro de las Rosas, perfumado.
Aquí están mis recuerdos más queridos;
aquí mi corazón y sus latidos,
aquí a mi madre, pálida, se nombra…
Vengo a buscarlo todo y a buscarme.
Aquí estoy y estaré. Aquí he de darme
ya poblado de sombras, a la Sombra.
De “Libro de Homenaje”, 1957.
La mujer sonríe pensando que el poeta jujeño, un día cualquiera,
sesenta y seis años antes,
adivinó su pensamiento.
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