Después de un largo sufrir de tres años, hoy se nos fue nuestro vecinito, Francesco, todavía no había cumplido los cinco años, un cáncer muy dañino llegó hasta su pequeña humanidad y fue avanzando, y minando su estructura. Después de esta dura enseñanza he aprendido a amar intensamente el hoy, a abrazar a mis hijos, a pensar dos veces cuando tengo ganas de no verlos más, en fin, cuando pueda ponerme a llorar voy a llorar un buen rato, hoy no he podido, Al mismo tiempo que tuve que hacer llamadas por teléfono para pedir lugar para enterrar a Francesco en el cementerio donde están mis padres, también tuve que arreglar el salón para hacer un Bautismo el sábado, estaba Gaby mi cuñada, Soledad -la hermana y mi otra cuñada- decoradores, etc. La vida y la muerte, todo junto, el mismo día.
Francesquito, mi dulce, tan pequeño, recuerdo el día en que tu madre iluminada me dijo que te esperaban, y ¡estaba tan feliz! en esos tiempos no vivíamos en esta casa y yo venía de vez en cuando. Después mi contacto con tu familia se hizo mas frecuente y hubo reuniones y Navidades, y -como este año- felices días del amigo con pizzas y risas. Y te llevé cuentos, y te conté historias, y los globos que sobraban de las fiestas iban a parar a tu casa para decorar tu cuarto. Y me dolió el saberte mal, ya lo dije, cuando pueda llorar lloraré largamente. Me consuela saber que mi mamá te cuidará desde la cercanía de la tierra, y que cuando les diga adiós con la mano cuando vaya al campo también te diré adiós a vos, que estarás en ese pedacito de tierra tan hermoso, rodeado de pinos, de montañas, de palomitas y de benteveos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario