Enero
Morir de calor, un largo verano caluroso.
Lecturas y ahora la plataforma Netflix me dan felicidad. en pocos días me hago adicta, yo, que había sostenido el no tener a mano otro medio ni red social mas que la radio AM en la casita de campo, véanme ahora, agarrada a la tablet siguiendo una serie. Y la sigo, con sus temporadas. Adoro a Merli, y a todos sus peripatéticos, sus extraordinarias clases de filosofía. y sigo luego con "Grace y Frankie" porque ahí trabaja Jane Fonda junto a Lily Tomlin. Las dos nos dejan una clase maestra de lo que es ser viejo con onda, esa clase de viejo que yo quiero ser, estar bien y con onda, la pregunta es.. Llegaré asi?
Pasan los días de febrero y retomo el trabajo y la rutina, los ómnibus, los recorridos, y también volver a mi casa tan querida, la cama que me espera a la noche, mi familia hambrienta aguardando la comida del atardecer, el abrazo de mi marido, la rutina.
El año ha comenzado nomás!
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Un buen día llega mi vecina, Alessandra, ya la conocen, hace algunos años vivimos juntas un espisodio muy doloroso, y nos acompañamos en ese espanto que fue la muerte de su hijito Francesco, (está en el blog, busquen!)
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Ale, su hijita Iulia y yo
Alessandra me hace un extraño pedido: - "Serías capaz de vestir un grupo de mujeres desnudas?"-
En un primer momento me pongo a reir, imaginándome la escena descabellada, Entonces Ale replica que no son mujeres de carne y hueso sino muñecas, que ella junto a amigas solidarias fueron pidiendo, juntando, solicitando, para hacer una subasta y llevar útiles escolares a un jardín de infantes de la zona, un jardincito donde falta de todo.
La patrona, (o sea yo, que me sigo divirtiendo con ese personaje) entonces, tomó su cajita de costura, su par de anteojos -que ahora ha perdido y lamenta mientras escribe esta nota, la primera del año 2018- , y se puso a buscar los retazos de tela que prolijamente había guardado y escondido. Ella no es precisamente Marie Kondo, no! La patrona es una acumuladora de porquerías, hilos, revistas de moda, de cocina, de decoración, lanas, muñecas de distintos países, libros mil, lápices, notas, fotografías, y mil etcéteras vergonzosos. Si, ya sé , no se debe acumular, pero... quién no lo hace? Es muy difícil ser austero y tener lo justo, mucho más lindo es saber que esas pequeñas cosas, como decía don Joan Manuel Serrat, nos hacen que lloremos cuando nadie nos ve. ( entre nosotros, confieso que es una delicia llorar a solas!)
Y les cuento a ustedes el recorrido de esta aventura.
Lo primero que hice cuando me llegó la caja con todas las preciosas, desnudas las más, vestidas muy feo las otras, muchas despeinadas, todas sonrientes, fue abrazarme a ellas, y reír de felicidad, -Gracias Ale! -pensé- Me has dado la bellísima y creativa tarea de vestir chicas, de jugar a las muñecas a la edad que tengo, de liberar el costado creativo y de moda, que poquito existe en mi en este mundo de varones.
Una vez tomado contacto, procedí a fotografiar el grupo de féminas, jugando a que no estuvieran tan desvestidas. apelando a hojitas y a telas, llevando a esas Evas algo de pudor,(no sé porqué, si es tan lindo estar desnudo!) y con la libertad del artista que todavía tengo, jugué a que Barbie se permitía bañarse junto a otras amigas, y sacarse toda la suciedad de muchos momentos de juegos, horas de viaje en una caja , mugre de dedos de niña, maltrato de peines y de cepillitos. Entre burbujas Barbie y sus amigas se bañaban sensualmente, y la espuma las relajaba y largaban todas las risas y toda la felicidad
y asi fueron pasando los días, como diría mi hermano Sebastián, "a un metro del suelo" es decir, jugando como una niña, cosiendo, hablando como adulta a ese pequeño ser inanimado, que a partir del momento en que se viste cobra una vida, una profesión, un nombre .
Estoy muy contenta con la loca tarea que emprendí, he creado mucho y he cosido horas, y les llevé a las chiquitas de barrio Polinesia, el fruto de mi trabajo, hicieron una feria y ganaron unos pesitos necesarios para útiles escolares.
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Esta es una de las últimas partidas de chicas vestidas, hay una bella con kimono, una francesa con traje de noche, y todas, han sido muy queridas y valoradas por quien diseñó y cosió con toda la paciencia y la presbicia de sus ojos
Afuera de las chicas se esparce la violencia del mundo. Afuera está la rutina, el cansancio, la tarea de todos los días. Al atardecer, cuando vuelvo de mi trabajo, me doy una vueltita por el estudio desordenado, Busco la caja, o la bolsa con las telas y encuentro a Barbie que me mira y me pide un vestido, una trenza nueva, o que le saque una mancha de la cara, me permito también a sacarles el rótulo de princesa, y también su ridículo atuendo, a unas preciosas muñequitas Disney, que están hartas de castillos y que quieren y merecen otro trabajo. Un oficio y un trabajo real, del siglo XXI. A escondidas, porque seguro que alguien podría pensar que estoy loca de remate, busco a las muñecas y por un ratito me entrego al juego creativo, y, créanme, no me arrepiento.
Una belleza! Que bueno poder volver a la vida estas muñecas totalmente renovadas! Hermoso!!
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