jueves, 31 de octubre de 2024

Entraré en tu templo

 


Este poema lo escribí en una hojita de Mac Donalds, el ocho de noviembre del año veintidós.

Ya había pasado el día de los muertos, ya había pasado el día de la madre. y vos estabas ahí, en mi recuerdo, donde siempre estás. Y estarás.

Lo poquito que pudimos compartir de vida lo hicimos, aún no entendiéndonos. Serías feliz hoy con tus nietos grandes, con tus nietos cambiantes, tus nietos varones, mis hijos.

 Yo amo a mis hijos como vos nos amaste a nosotros, como la abuela los amó a ustedes, sus propios hijos. Y eso es lo importante. Es que no te fuiste. Estás acá, y te quiero como siempre.





Entraré en tu templo
Me invitarás
la puerta con el picaporte dorado
que dejaste al cerrar para siempre
aquella casa,
hoy se abrirá para mi.
Me perderé en los largos pasillos
a mis oídos llegarán
las voces perdidas de la infancia
y ellas me guiarán hasta el recinto
antiguo
donde olíamos el café recien molido.
No me detengo en este recorrido
quiero echarme contigo en tu gran cama.
Sentir que abrazas mi flacura e inocencia.
Quiero darme cuenta que no hay nadie,
que perturbe nuestro abrazo, y tu somnolencia.
En un momento llego a tu sillón, Te veo rodeada de libros ahora,
Estás ahi, tus ojos grises miran la ventana de rejas, 
Estás mirando la calle, el pino.
Siempre sabia, quieta, imperturbable.

Mía para siempre. Madre.


miércoles, 30 de octubre de 2024

Escribir, a veces sobre lo que uno ve en su jardín.

Siguiendo los consejos de Leila, recorro mi jardín y miro. 

   Veo pájaros, palomas, siento el perfume del árbol del Paraíso. Me detengo junto a un arbusto que ha crecido rápído y veo  sus bellezas,  bonitas, flores hermosas y extrañas. Continúo en el recorrido y llego a las macetas, allí están turgentes  las flores nacidas de cactus pequeños. En el estanque se yerguen las Calas, me las regaló una amiga querida, son plantas que aman el agua y que transforman su ambiente mejorándolo.  Mas tarde me llego a mi estudio y observo las fotos de las flores de fieltro que hicimos junto a compañeras de taller, flores hechas por manos deseosas de obra, de charlas de mujeres, manos que necesitaban el hacer y coser. Ahora  escribo sobre estas flores espontáneas, extrañas. Vivas y muertas como el fieltro. Escribo. Mis ojos guardan la vivencia de estas Lagañas de perro, la nariz el perfume de las flores del Paraíso. El agua del estanque agradece las Calas. y yo escribo.














 Cuidar un jardín ayuda a escribir.

Mirar por la ventana ayuda a escribir.
Viajar a un sitio en el que no se ha estado antes ayuda a escribir.
Conducir por la ruta un día de verano ayuda a escribir (...).
Ducharse un día de semana a las cuatro de la tarde ayuda a escribir. Ir al cine un día de semana, a las dos de la tarde, ayuda a escribir.
No tener nada que hacer no ayuda a escribir.
Estar un poco infeliz, a veces, ayuda a escribir.
Correr ayuda a escribir (...).
Leer El libro de la almohada, de Sei Shonagon, ayuda a escribir.
Limpiar la casa ayuda a escribir. Preparar dulces ayuda a escribir (...)".
- Leila Guerriero (17 de febrero de 1967), Junín. Es una periodista y escritora argentina.







lunes, 23 de septiembre de 2024

El año del Dragón de Madera

Transitando el año del Dragón


Un día cualquiera veo en mi casa a un hombre que se apoya en los muebles. Lo veo estar mal. Otro día me percato que estoy cansada, muy cansada físicamente. Otro día en cambio el silencio de la casa me lleva al disfrute del  estar solos por primera vez en muchos años, mi compañero y yo. Y una cosa llevó a la otra y todos estos pequeños acontecimientos me llevaron a pensar en lo tranquilo que sería una vida menos acelerada, con más tiempo para reflexionar y dedicarme a otros trabajos menos agresivos. Y tomé la decisión de jubilarme ántes de lo que vendría. El año del Dragón.


Milenios de antiguas culturas lo han estudiado, temido, comparado con el Mal.

 Los chinos lo veneran y lo consideran bueno, para sus vidas y hasta favorables para sus destinos. No sé.

 En estos días Córdoba no se ha liberado de sus llamas de fuego que consumieron bosques, casas, animales, flores silvestres. Todo a su paso.

 Como si no solamente fuese el animal alado que súbitamente aparece sino que su cola inmensa moviendo el aire hiciera girar las llamaradas y cambiar el curso  del fuego.

Ahora es imparable pero en el mes de Julio casi que celebrábamos que no hubiera habido incendios devastadores. hoy el  rojo y el calor tiñen el cielo y la tierra y lo devoran y destruyen todo.

 El Dragón.

Animal mitológico, temible y poderoso. No lo quiero matar, no mataría ni a una araña, pero ha causado tanto daño que espanta.

En este año uno de mis hijos perdió su trabajo, ahi anda, con fuerza, luchando, esperanzado.

Otro dejó a su amor, y a una casa bonita que miraba a una montaña.

El año en que volví a casa después de años de trabajo, feliz y cansada, pero con tiempo y preguntas.

Año en que queridos amigos  un día perdieron un hijo hombre,  hermoso y sano.

 El año en que el dinero no alcanza por más que lo estires.

El año en que en este país cuesta ser viejo porque ya no sirves, (no es mi caso, es que me solidarizo).

Año de nuevos lazos de amistad y de rupturas lacerantes con afectos viejos.

El año en que todos mis hijos tomaron decisiones, están adultos, los apoyamos.

También éste animal temido, con el que el cine para niños ha sido piadoso y ha creado un dulce personaje, nos muestra  sin embargo un aire benévolo. Porque estamos unidos y hay fraternidad, la gente  es empática y solidaria con los bomberos, se organizan campañas en esta tierra devastada. Y estamos sanos y festejamos la salud y la amistad a pesar de todo.

Y brindamos, pidiendo por las lluvias, que ya vendrán.

Tengamos esperanza.

Encontré una poesía en la búsqueda. No es mi intención matarte, año del Dragón, sino seguirte transitando  poniendo semillas, sin embargo. Escuchando a los pájaros mientras  riego  la huerta, cuidando el estanque, donde croan las ranas por las noches. Llegando a la cocina para hacer  de comer rico, dando besos y abrazos. 

 Quiero detener tus llamaradas iluminando este pedacito de mundo y escribiendo, Quiero perdonarte con los libros, estudiando. Quiero que te hagas amigo de esta pobre humanidad, Dragón de madera. Quiero que vueles lejos, de este costado de mundo donde me tocó nacer y vivir. Quiero querer lo que he amado y conseguido, lo mismo que tantos argentinos. Tranquilo, dragón. 

Yo Seguiré en la lucha de la Esperanza.




 


MATAR AL DRAGÓN

Ha llegado la hora de matar al dragón,

de acabar para siempre con el monstruo

de las fauces terribles y los ojos de fuego.

Hay que matar a este dragón y a todos

los que a su alrededor se reproducen.

 

Al dragón de la culpa y al dragón del espanto,

al del remordimiento estéril, al del odio,

al que devora siempre la esperanza,

al del miedo, al del frío, al de la angustia.

Hay que matar también al que nos tiene

aplastados de bruces contra el suelo,

inmóviles, cobardes, desarraigados, rotos.

 

Que la sangre de todos

inunde cada parte de esta casa

hasta que nos alcance la cintura.

Y cuando ese montón de monstruos sea

sólo un montón de vísceras y ojos

abiertos al vacío, al fin podremos

trepar y encaramarnos sobre ellos,

llegar a las ventanas, abrirlas o romperlas,

dejar que entren la luz, la lluvia, el viento

y todo lo que estaba retenido

detrás de los cristales.



DATOS DE LA POETISA: Amalia Bautista (Madrid, 1962) 

(La encontré en la búsqueda de exorcisar tanta llama, tanta destrucción del Año del Dragón de madera). Espero que les guste.
  Laura

domingo, 22 de septiembre de 2024

"El tiempo no tiene nada que ver, cuando uno es un imbécil, és un imbécil." Georges Brassens

Le temps n'a rien a l'affaire:




Era sólo una niña curiosa y descubrí a Georges Brassens. Aprendí a reir y amar cada una de sus canciones. Y a hacer mía esa idea de "Lo que a la gente le sienta mal es un camino personal", el remanido estribillo de La mala reputación.

Yo era una chiquita que dibujaba, mi madre lo observó y me envió a un taller donde aprendí a pintar con un método -en ese entonces-, innovador.  En ese mismo taller de una gran artista que cordobesa que luego se fue a Río de Janeiro a vivir,  creo que escuché ese solidario y empático vals: "Canción para el Auvernes" La jóven se llamaba Marta Gamond y formó varios artistas hoy muy famosos, en su taller de Barrio Iponá.  Recuerdo a Marta como  una artista visual, grabadora, y muy talentosa, de su taller salieron Nuna Mangiante y Cecilia Irazuzta, que aún se dedican a la plástica.  Eramos chiquitas, jugábamos, creábamos, hacíamos aguafuerte, aguatinta, y lo mas lindo:  el estampado, tanto era asi que mi mamá que ponía muchas fichas en mi educación artística en ese entonces, se animó a sugerirme que cuando grande estudiara Diseño. Pobre mi vieja, no sabía que he trazado mi vida como he podido y que la parte plástica la tengo en suspenso por el momento. Materia pendiente para el resto de toda la vida que pienso vivir.  Pero volvamos a Brassens, el gran amor de mi vida, un hombre al que sólo podía escuchar y cantar sus canciones, primero en español, luego en francés, cuando  fui a la Alianza Francesa, y me enamoré para siempre de él.  El Auvernés  es la solidaridad, el amor al prójimo.
Siempre que estoy en situación de llanto o cuando alguien necesita de mi, recuerdo estas palabras de su cancion para el auvernés: 

 "fue un pedazo, de tu pan 
                                        lo que me diste, porque si
                                        y en mi alma se quedará
                                        Como si fuera un festín!"

Las notas de ese dulce valsesito tocadas en la guitarra, ay! me hace llorar de felicidad!
  Por supuesto:  La mala reputación es una de las canciones capitales del siglo XX  , casi diría que está a la par de Cambalache, de Discepolo, o de  Eleanor  Rigby, de los Beatles. Canciones que son nuestros adoquines sobre los que nos asentamos sin eso no somos personas.  Sin ellas no.
Con ellas, todo,  y esa hermosa traducción (buscar en la web) que hicieron Claudina y Alberto Gambino es extraordinaria y muy veraz,

  "En mi pueblo sin pretensión
                                            tengo mala reputación
                                            que me moví o que me quedé
                                            me consideran yo no se que

                                            Y sin embargo no jodo a nadie
                                             siguiendo solo por mi camino
                                             Pero a la gente le sienta mal
                                             que haya un camino personal
                                             a la gente le sienta mal
                                             que haya un camino personal

                                              Y todo el mundo habla de mi
                                               Salvo los mudos, claro que si!
                                           ..........................


¿no es extraordinaria?  Ni que hablar de "el mal sujeto arrepentido"  o "los velorios de antaño"   la dulce esposa que no traiciona en Penélope, el gatito que se confundió de teta  con Pauvre Margot  y  otras miles de canciones que me acompañan en la vida, porque me hacen reir, o porque me hacen llorar, o porque me enseñan cosas, o porque me hacen simplemente rezar y  agradecer a dios , que en el mundo haya habido un ateo tan malhablado, pero tan extraordinariamente buen poeta, buen hombre y buena persona como Georges Brassens.  Nuestro poeta  murió en el 81 para mi está vivo, hace un rato nomás lo escuché  (y les cuento un secreto: ayer, un amigo que me quiere, me regaló una canción de el, "el tiempo no tiene nada que ver").
  Es todo por hoy Te querré siempre francés!
                                     


                               

domingo, 21 de julio de 2024

La patrona cocina.

 ¡La diversión en la cocina!







Cocinar es de las actividades que más me gustan, tal vez porque me gusta comer rico. Creo firmemente que preparar algo para alimentarse es un acto creativo, y me dedico a ello, por lo tanto, estando encasa... ¡yo cocino!

Hoy preparé  un guisito de pollo con cúrcuma, curry, es decir,  algo picante, parecía comida de la India.  Me río y  recuerdo a mi madre que hacía una receta parecida, ella lo llamaba  "Pollo a la Hindú" 



tal vez trayendo a su recuerdo la intromisión británica en  la India, no sé, pero viene a mi memoria inmediatamente el olor de la cúrcuma, su picor, y todas las cazuelitas que rodeaban al pollo para que cada uno se sirviera y aderezara: cebollita de verdeo finamente picada, nueces también picaditas, pimiento cortado ínfimo, gengibre hervido y trozadito, y cada plato era servido con arroz blanco con granos impecables, la salsa de pollo, con azafrán y cúrcuma, y los aderezos mencionados. ¡qué lujo! Ese  plato era lo que mi madre  hacía para lucirse cuando mi papá quería quedar bien con sus amigos en nuestra casa, o también médicos de congresos, amigos de la vida, ¡que sé yo! 

El año pasado me compré una maquinita de pastas y de vez  en cuando intento con alguna pasta rica "fatta in casa"



Para la fiesta de Año nuevo tenía la premisa de llevar a la casa de los amigos una entrada, y , obviamente recordé a mi madre, la gorda, con sus recetas de  maga, busqué en internet lo que ella llamaba "Leontina" y me salió cualquier cosa, "nacida en León", "originaria de León", España, etc etc, pero no la famosa receta.  Fue de ese modo  que inventé nomás la receta  con lo que tenía y había comprado: Una lata de peras en almíbar,


jamón, huevos, lechuga, tomates Cherry, de un YouTube aprendí a hacer e Pionono y fué nomás! (Me lucí, que decoración! Parece de la revista Paladar, que compraba mi madre en los años setenta!)

No me salen, sin embargo, los scons como los hacía ella, de vez en cuando intento recetas, pero no, no hay forma.


 Aún asi, siempre tengo la tentación de hacer las tostadas que -también- ordenaba hacer a sus cocineras mi querida madre,( seguro porque es una receta barata, y éramos muchos hermanos: se elegían tostadas de pan, grandes, aparte se preparaba una  salsa blanca o Bechamel (me hago la fina), condimentada obviamente con  nuez moscada rallada y pimienta negra y gratinadas con queso rallado.Se añadía a la salsa espinacas o acelgas previamente hervidas, y devorábamos calladitos las tostadas. ¡Ay! Antes era una cosa, ahora, a  mi familia no le gusta mucho la salsa blanca!


Entusiasmada por una "Picada Árabe" que pedimos en el trabajo para festejar ya no se qué, un domingo a mediodía me largué a hacer lo mismo y creo que salió bien, hasta los pancitos realicé, el festín fue festejado ampliamente por mi familia, que apreció la rareza de salir del tradicional asado.








¡salieron lindas esas fotos!


Para mimarme en esta tarde fría de invierno y para mi misma,  realicé estas cookies de avena, No  tengo una receta, las puedes hacer colocando lo que encuentres en tu alacena: primero los secos, una taza de harina ( mejor leudante), canela si te gusta y un poco más de avena, desgranas entonces manteca, ahora le colocas un huevo y una cucharada de miel, coco si lo quieres y algunas nueces. Unes todo y ni te esfuerces en cortar, con una cuchara colocas algo de masa en una asadera enmantecada. un ratito de horno y ¡tendrás galletitas fabulosas! 

Y ahora, que es de noche, dejo esta nota.

Muchos guisos ricos, empanadas al horno que salen buenísimas. juntadas en familia, gente que se quiere y disfruta, y ¡a divertirse!

Yo  adoro esto, preparo, escucho música y mientras tanto disfruto mucho, espero que vos que leés, también.





martes, 2 de enero de 2024

La habitación de la adolescente

Una  sola hija mujer.

Fue solo una hija la que fue mujer,  una niña, luego llegaron cuatro varones que nacieron de  ese matrimonio. Una niña a la que ya habían bautizado con un  sobrenombre antes de nacer. Es que la madre titubeaba con el nombre de José, si es que acaso el bebé que esperaba fuese un niño. José, -se reían los tíos- como el compañero de banco de la madre, José, como el amigo del padre, compañero de aventuras de la juventud.  El padre del bebito que esperaban no estaba para nada contento con el nombre del cual se reían los tíos, y cuando se produjo el parto la beba fue vitoreada  como "Pepita". 


Un apodo es un  apodo y hubo alguien que dijo Un apodo es la piedra más dura que el diablo puede arrojar a una persona”,  no sé quien fue William Hazlitt,  pero el Pepita quedó nomás en ese ser  que fue creciendo, como una piedra dura, a veces como una flor bonita que se arroja también.  Aparte de la niña, que finalmente se llamó Laura María, la familia siguió teniendo hijos, nacieron otros dos, varones, seguidos, esperados o no tanto, la familia había crecido súbitamente y  necesitó de otra vivienda para instalarse, por unos años, y con un salario magro de médico y de policía (investigador de la policía, perdón), la familia se trasladó al domicilio de la abuela, que había quedado viuda y vivía en un caserón en pleno centro, con numerosas habitaciones y patios alejados. 

El caserón fue un salvavidas de plomo para la familia. Horripilante experiencia para la madre, convivencia forzada con las hermanas solteras y casadas del padre, ellas con sus vidas alegres y licenciosas, los múltiples hijos correteando por los largos patios. los cuñados que la madre debía aceptar como familiares. una pesadilla para la madre, que no había vivido nunca esa convivencia en su provincia. El caserón sin embargo, se encontraba en un barrio céntrico  muy lindo, requerido por las familias tradicionales, por eso casi toda la familia del padre vivía ahí en ese momento.  Las habitaciones de recepción daban a la calle, el living, el gran comedor, y mientras se ingresaba uno iba recorriendo otras dependencias, las piezas, los baños, hasta llegar a  las habitaciones de servicio al fondo, con las soledades de las empleadas y la oscuridad de esos cuartuchos miserables. En el patio del fondo había una higuera que el padre de la niña amaba.Felizmente no duró mucho ese momento infeliz de convivencia con los abuelos , pronto el padre compró una casita en una esquina de un barrio que se estaba construyendo, esos eran los cimientos de la gran clase media de los años 1960.


Como fuera que fuese, padre, madre y tres chiquitos,  se mudaron con poquitos petates un buen día. El barrio tiene calles de tierra, no importa, los niños son felices. El barrio carece de nombres en las calles, no importa, el padre le hace carteles con maderas de cajones de manzanas. En el barrio pasan los mas hermosos caballos de carreras, -¿viste gorda? ¡Es que cerquita está el hipódromo, y el Jockey Club! -dice el padre-

Y a la madre de ojos azules se le eriza la piel, y no sabe porqué. Dentro de ella misma hay una certidumbre,  lo sabe bien, su apellido es inglés y a los ingleses les gusta el turf, las carreras, los caballos lustrosos. El deporte y los caballos están en la sangre de la madre, por más que ella no lo admita.





 Y allí van pasando los años de la infancia en el patio de calles de tierra. 






La niña va creciendo, como crecen todos los niños, el barrio resulta un barrio de extranjeros, en la cuadra hay una familia de apellido italiano, cuya madre grita al  atardecer, cuando los juegos en la calle se han apaciguado, todos los nombres de sus hijos "¡Bettina! ¡Flavio! ¡Fabiana!" para que entren a bañarse y acicalarse para la cena. Impecables.  

Al lado viven los yugoeslavos, madre y padre con dos hijos enormes de tamaño y callados, muy dulces y buenas personas, casi en la esquina, frente a la casa de los Cámara, vive un matrimonio con dos hijos, ella es francesa, trés chic, alta, flaquísima, fabulosa. Su marido es mendocino, como ella también ya que se conocieron en San Rafael, Mendoza. La madre le habla a sus hijos en francés, y la niña rechaza la lengua extranjera, la madre le dice a la nena "la goggda" porque es una niña divina y gordita, que ama el orden, los libros de cuentos y los jardines que diseña su madre. La vecinita de enfrente juega a menudo con Caroline, y comparten el mundo de las muñecas y los libros de Perrault, si, dicho así, en español, no en francés.  La vecinita, por ende aprende a hablar en francés escuchando los dichos de la mamá de su amiga. 


Los cumpleaños de los años sesenta,
los niños de pantalones cortos, camisa y corbata.




 Cerquita de la casa de la esquina hay otro extranjero más, un ingeniero alemán seriesísimo, alto, casado con una mujer árabe por demás bella, y ellos tienen cuatro hijos, algunos muy alemanes, algunos con una riquísima mezcla en sus facciones. En la esquina alejada vivía una familia que estuvo comprometida políticamente en los años setenta, y allí hay otra crónica escrita que prometo publicar acá.  Y ese era un poco todo el barrio, que fue creciendo pausadamente en la infancia. Hubo juegos, canchitas, baldíos en los que se podía construir chozas, no había peligro, fuimos todos hermanos.

(estas somos nosotras hoy: Fabiana, Caroline, Lisa y yo, la patrona)



La familia de la niña fue creciendo y la casa era grande, los varones dormían juntos, luego los mas grandes tuvieron su cuarto y los más chicos otro. Y la niña siempre tuvo un cuarto propio.

Podía desordenar a su antojo, pues había siempre una empleada venida de Jujuy para ayudar a la madre y trabajar en la casa. En fin, siempre hubo libros, revistas, muñecas, ropa, y porquerías en los cajoncitos pequeños del placard. Eso quería la niña, que mientras tanto leía y leía en sus ratos de ocio, ya que sus hermanos varones salían todos a jugar entre ellos y con los vecinos. Ella elegía la lectura. Un buen día le apareció una familia que se instaló cerquita, en otra calle, y con esa familia vino la amiga de toda la vida, la familia francesa ya vivía lejos, en zona noroeste, en una casa bellísima, con pileta de natación y cancha de tenis adentro.

 Las dos amigas nuevas se abrazaban en las soledades, en los malos momentos de abandono, porque lo chicos de los años sesenta fuimos chicos de muchos hermanos, de madres que no miraban profundamente a sus hijos, tan ocupadas a veces, tan depresivas, otras.

Lisa y Laura se hacen amigas, se reúnen, juegan, comparten las muñecas y los juegos de té, los largos libros que las atrapan, y tejen una amistad que dura hasta hoy, con sus vericuetos, sus distancias, y sus largas charlas.

Y la niña deviene mujer. Una noche a fin de un año en donde la jóven había terminado sus estudios, a la casita de Iponá llega a buscarla para salir  un joven flaquísimo, flautista, músico. La niña -sin saber el porqué de su vocación-, había elegido el teatro  para su vida, tal vez porque le gustaba expresar, tal vez porque le gustaban el cine, la tele, la actuación, ni ella misma se podía explicar el porqué de la elección. Lo cierto que el muchacho era artista como ella, y allí fueron los dos, se enamoraron y se eligieron. 

Usted que está leyendo se pregunta a todo esto: ¿Porqué esta nota se llama "La habitación de la adolescente?   ¿Qué me está contando esta patrona?

Y es que llegamos al día de hoy,  en que la Patrona recuerda y rememora su infancia y adolescencia, el barrio en donde ya no vive y que quedó allá en el sur de la ciudad, con las calles "vacías de niños" como decía María Elena Walsh  hablando de Paris con gabán de pizarra. El barrio con caballos del Hipódromo, con sus cuidadores orgullosos, con los vecinos gritones y los idiomas de todas partes. Laura, la patrona se ha casado hace mil años, ha tenido hijos propios y el tiempo ha sido tan veloz que ya los mismos hijos no viven con ella y su marido, y Laura tiene tiempo para rememorar y escribir. Y lo hace.

Es de confesar que los cuartos en donde habita esta rata del Horóscopo chino, (nació en fines del año sesenta, y tiene todas las características del roedor), son fascinantes. Hasta para ella misma, hay ropa, ruleros para su pelo rebelde,  collares hechos y que ella misma se fabrica, libros sin leer, libros leídos y no ordenados, además por rincones encontramos: ropa, zapatos, cosméticos en cantidades, a veces muñecas a medio vestir, revistas de todo tipo: moda, manualidades, arquitectura, literatura. A la única persona que le disgusta esta convivencia es al marido de la Patrona, que la sufre en silencio y a veces explota de ira cuando encuentra algún zapato tirado. Laura hace esfuerzos, ordena su placard una vez por semana, de vez en cuando tira algún producto de cosmética ya vencido, pero es más fuerte que ella la pulsión desordenada y acumuladora.

Y así también un día nuestra patrona artista llega a trabajar como profesora en Centros de Día, donde personas mayores se reúnen a aprender, a divertirse y a charlar, a crecer como mayores y a tener una hermosa calidad de vida en el aprendizaje junto a pares, a amigos en donde todos procuran estar bien. 

 Y es allí que esta Patrona tiene sus "Habitaciones" nuevamente, la que le da título a esta nota está en el Centro Paseo de las Artes, allí Laura instaló una radio, con sus parlantes ( estaba juntando polvo en un depósito), allí los CDs se pueden escuchar y la música invade la biblioteca, que además es Ludoteca, pues Laura estimula al juego entre personas mayores, e incita a la lectura de libros, y se permite tener revistas viejas y hojearlas entre las horas sin alumnos. Los colegas le dicen "adolescente" a ella, que ya es sexagenaria, y la Patrona se ríe mucho, de verse en ese antiguo lugar de adolescencia, aún asi, aceptando los próximos sesenta y tres, ésta mujer se siente feliz  de recordar todos los cuartos, las habitaciones en las que ha dormido, amado, leído hasta la madrugada, acumulado objetos inservebles  y sobre todo y más allá de todo, ésta mujer ha sido muy feliz.



La patrona
artista.








La patrona en ruleros!

Feliz comienzo de año Patrona!