miércoles, 30 de octubre de 2024

Escribir, a veces sobre lo que uno ve en su jardín.

Siguiendo los consejos de Leila, recorro mi jardín y miro. 

   Veo pájaros, palomas, siento el perfume del árbol del Paraíso. Me detengo junto a un arbusto que ha crecido rápído y veo  sus bellezas,  bonitas, flores hermosas y extrañas. Continúo en el recorrido y llego a las macetas, allí están turgentes  las flores nacidas de cactus pequeños. En el estanque se yerguen las Calas, me las regaló una amiga querida, son plantas que aman el agua y que transforman su ambiente mejorándolo.  Mas tarde me llego a mi estudio y observo las fotos de las flores de fieltro que hicimos junto a compañeras de taller, flores hechas por manos deseosas de obra, de charlas de mujeres, manos que necesitaban el hacer y coser. Ahora  escribo sobre estas flores espontáneas, extrañas. Vivas y muertas como el fieltro. Escribo. Mis ojos guardan la vivencia de estas Lagañas de perro, la nariz el perfume de las flores del Paraíso. El agua del estanque agradece las Calas. y yo escribo.














 Cuidar un jardín ayuda a escribir.

Mirar por la ventana ayuda a escribir.
Viajar a un sitio en el que no se ha estado antes ayuda a escribir.
Conducir por la ruta un día de verano ayuda a escribir (...).
Ducharse un día de semana a las cuatro de la tarde ayuda a escribir. Ir al cine un día de semana, a las dos de la tarde, ayuda a escribir.
No tener nada que hacer no ayuda a escribir.
Estar un poco infeliz, a veces, ayuda a escribir.
Correr ayuda a escribir (...).
Leer El libro de la almohada, de Sei Shonagon, ayuda a escribir.
Limpiar la casa ayuda a escribir. Preparar dulces ayuda a escribir (...)".
- Leila Guerriero (17 de febrero de 1967), Junín. Es una periodista y escritora argentina.







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