domingo, 20 de octubre de 2013

Zapallos en almíbar y Sorrentinos de mediodía.

En el día de la madre, día de  tanta producción comercial, yo, con los ruleros en el pelo y en el silencio de esta cocina, hago lo que me gusta: tomar mate y escribir.

La Patrona se levanta, aprovecha este domingo y piensa que el domingo es el día para ella, adora las mañanas, la tranquilidad y el silencio. Toda la familia duerme, y sabe que todos van a seguir durmiendo hasta bien tarde. ¡que regalo para alguien que necesita mucho de estar sola y concentrada en sus quehaceres!

A lo largo de estos años, ha aprendido a no  dejarse llevar por espejismo del consumo, y a no dejarse engañar por las frases de póster (¡que antigüedad, ya no se usan los pósters), en fin, la patrona sabe que su vida







, y que no tiene mucha ayuda que digamos, que cuenta con sus manos, sus piernas y ... su cabeza. ¡que tanto marketing! Es asi que ya desde ayer  éste personaje  cortó el enorme zapallo que había salido en su huerta, ya están los trocitos, ya uno de sus hijos compró la cal, y desde añoche los trocitos color naranja se van endureciendo en el agua con cal. Hoy domingo, entre ruleros y mate la patrona preparó un almíbar y  ¡allí fue el zapallo de la huerta! Ahora escribe, le dá un sorbito al mate, escucha los pájaros que cantan, se asoma al patio a ver el fuertísimo viento de esta primavera. Ya es mediodía...  y... ¡nada!  ¿hasta qué hora va a dormir ésta gente? Sin embargo, pasar el mediodía sola es para ella un verdadero regalo, la Patrona sabe disfrutar de ese silencio de domingo y piensa en todas las mujeres del mundo, las que han tenido hijos y las que no. Ya ser mujer -aunque es durísimo- es todo un privilegio, ¡feliz día para todas!