lunes, 12 de diciembre de 2022

Nuevo poema de ayer.

 Definitivamente la poesía me va arrastrando.


Se presenta ante mí como  un fantasma

y me increpa: "¡Te sentás!

Y le hago caso, me siento a escribir.

El vértigo se aquieta,¡hasta me brotan lágrimas!

yo, que no lloro nunca, ni con malas películas.

Poesía que me embarga, me moviliza, 

me cambia. Ahí voy

de la mano con ella,

alucinada.


Leía en el diario del sábado una entrevista a Fernanda Guardia, y me puse a escribir sobre su horror del accidente en la circunvalación. Uno de tantos, tantos accidentes en donde muere gente y donde la justicia no condena, y las víctimas pierden, miembros, partes, almas, amores, vidas.

Recordé a  Jacques Prévert, en Canción, pequeño poema que adoro, lo mezclé con mis palabras en una historia de amor y de desgarramiento. 

ahí va.


¿Qué día es hoy?

 

Esperemos aquí, llamemos a la grúa.

El auto se descompuso.

Hemos pasado juntas un buen día, amor.

- ¿Te acordás de Prévert? Se me ocurrió preguntar,

Me miraste, y contestaste

Si, -"Somos todos los días, amiga

Somos toda la vida, mi amor"-, y nos reímos.

Un joven nos hace señas, viene hacia nosotras y ofrece su ayuda.

No, no puedo hacer nada, pero las acompaño.

Éramos tres en la ruta, en la tarde de mayo. Ella me tomó la mano.

Y volvió a Prévert, “¿qué día es hoy?"

Y yo le respondí. Con el amor de siempre

Y una sonrisa cómplice

"Somos todos los días mi amiga,

Somos toda la vida, mi amor"

Mas no. Enfrente un auto zigzagueando se viene hacia nosotros, yo grito,

Grito con todas mis fuerzas para evitar el desastre,

 pero nos arrolla y nos despedaza.

¡Mi amor!

¿Dónde está tu cuerpo tan mío entre tanta sangre?

¿Dónde está el joven que vino con su ayuda?

 

Me desmayo entre el tumulto y ya no escucho más nada.

Un susurro resuena en mi cráneo machucado

 mientras viajo en la ambulancia

Inconsciente. Y desarmada, ¿Qué día es hoy?

 

Los días pasan entre dolores y curaciones.

la prensa, las lágrimas, las caras.

Lamo mis heridas sollozando tu ausencia, tu muerte

Tan temprana.

  -Mi amor, ¿dónde estás? ¡Soy Fernanda! Te he perdido 

¿dónde estás? ¿Qué va a ser de nuestras noches,

de nuestra vida?

y nada.

 

En el vértice de la ventana, un rayito se estira, me mira.

 Es como si estuvieras ahí

Y tu voz repitiera:  "Somos todos los días, mi amiga

somos toda la vida, mi amor".

 

Yo seguiré pidiendo, mi amor, justicia.

Por vos, por todos los muertos de las rutas.

Por todos los dañados, los que quedan.

Aquí, Fernanda Guardia, sola, herida y despedazada

¿Qué día es hoy?

 

Laura María Cámara

 

Para Sol Vignolo, que murió atropellada mientras esperaba una grúa, para Agustín Burgos que intentó ayudarlas y por supuesto para Fernanda Paz Guardia, que sobrevivió, consiguió que el conductor del auto fuera condenado y esté preso, para ella, y siempre...para Jacques Prévert.

 

 

(casita de Potrero de Garay diciembre 2022)

 

 

 



martes, 4 de octubre de 2022

nada, se escriben poemas.

 Versos servidos  en esta primavera.




La mujer se libera de las lanas del invierno. En el jardín hay nuevos brotes, hojas, pájaros.

La mujer inspira el aire en la madrugada de septiembre,

mientras abre las ventanas a la vida.


y nos deja sus versos, como semillas, 

en la tierra fértil del papel.


La patrona se despoja de sus ropas de patrona

 se coloca un vestido ya propio, ata  sus rulos con una cinta,

se sienta a escribir.

Más tarde también arriba a su amada cocina, 

a mezclar los olores,

las palabras pues, se impregnan de aromas, de romero cortado.

de perejil  turgente, de ajo, y de Moscato.



(Al regresar de su trabajo, ésta   mujer que observa, con mirada verde, ahora toma la azada, y  se va a la huerta)

 

Las hierbas que cultivo

 

Orégano

Tu ojito verde me mira desde el caldo

Calientas las noches, te encuentro en el verano.

Compañero del tomate, y de la masa de Italia,

Orégano pequeño perfumas, dibujas y coloreas

Los platos, mudos y cotidianos

En todas las mesas del universo

humano.

 

Romero

No sé porque pienso en la Provenza, en España,

Y en Grecia, cuando te esparzo en las carnes 

Que irán al horno. Romero de florcitas azules, 

De olor picante, néctar de mediodía de abejas que zumban.

Romero infaltable en recuerdos de madre, 

Imprégname tu aroma en la piel, no huyas de mí,

Ahora.

 

Melisa

¡Ábreme esa puerta! Quiero descansar en tu lecho

Melisa. Un té con tus hojitas me llevará de la mano

Al sueño, al pozo profundo donde me espera Morfeo,

Ansío su abrazo, su roce su canto.

Déjame entrar con tu sabor y la aspereza, entonces,

 En el hondo momento

 De cerrar los ojos.

 

Albahaca

Sombra de la Alhambra. Manos morenas y ojos negros

Te cultivaron desde siempre Albahaca. 

Te requieren mis verdes, el tomate te clama. 

Te casas con el ajo, la nuez, y la oliva. Tu fusión es la salsa que viene desde Italia.

Imprescindible, olorosa, elegante, 

Árabe y tan nuestra,

¡Exquisita Albahaca! 

 

Salvia

¿Tienes vergüenza por tu perfume?

Tu hojita gris no brilla, y es áspera al tacto,

Salvia, quien te quiere ama tu fuerza criolla,

Porque buscas las carnes

El cerdo, el cordero, la ternera más joven.

Tu olor poderoso entra en el horno y embriaga.

Salvia, no nos prives de él, de tu pequeñez,

Y de los mediodías que componen 

El alma.

 


Pimienta

No te conozco, nunca te vi.

Y ahí estás, perfumada, sensual,

 En toda mi cocina.

Picor del Caribe, olor a guerra y a conquista.

Te dejo entrar en el plato y ser amiga

Pimienta de sangre, ven, entra en mi boca,

¡Pica!

 




(Los fines de semana, la patrona recupera su casa, está  desordenada.

Se horroriza, maldice el estar tan ocupada, se arrepiente luego de haber maldecido,

zapatillas, pues, delantal, y ¡a la tarea!)

 

          Preguntas que una  se hace al tender una cama

 

Cuando  tiendo la cama

Miro ese pozo,

Es la huella de tu cuerpo, tu olor, que persiste.

¿Dónde se va el fantasma de lo que durmió ahí?

¿Hago bien acaso imaginarte fantasma?

 Tus ojos, ¿están  tal vez  en aquel árbol  acompañando al pájaro?

¿Por qué está mudo ahora ese teléfono,

 Si estás en éste mundo todavía?

 

La huella de tu cuerpo se rellena durante el día,

En la tarde te encuentro, la casa se ilumina.

Y  la carne se me encarna,   el silencio se viste ahora  con tu voz, 

Ya más ronca.

el sonido me habita, completa mi existencia.

 Soy terca y vuelvo a mirar el hueco, ese espacio tuyo que pronto estará  llenado

Por mirar tu pozo no descubrí el  mío, mi hueco de descanso.

Tantas noches de luchas,  de caer en el sueño 

Enredada en tu abrazo, de piernas, de pies, de espaldas 

Y de manos.

 

El hueco en el colchón me interpela 

Y  me lanzo, mientras imagino

que un día la tierra  cubrirá

Como frazada, como cobija, como colcha de lana, 

A dos cuerpos viejos

Dos guerreros, dos inocentes

Que se quisieron.

Pozo, hueco, pedazo de espacio  en el mundo

 compartido.

 

Por fin el olor de la cebolla corta el mambo

Y "¡ a comer!", enuncio  con voz alta

Y nos reímos  porque sí, 

Mirando nuestros vasos.

El vino, la frazada, la tierra, la cebolla,

El hueco de tu cuerpo y al lado el hueco mío,

El lugar

Donde soy, donde somos.

Donde hoy  estamos. Ambos.

 

           (Porque en la tarde al caminar, la mujer descubre dos árboles

 que se están abrazando)

                                                                                                                                                                                                                                   

Diálogo en la tarde, del Plátano y la Magnolia

 

(Porque en la tarde al caminar, la mujer descubre dos árboles

 que se están abrazando)

 

Cansada de su abarcar exigente, Magnolia exclama:

 

-¡”Déjame, No te acerques tanto! Tus ramas  me despeinan,

me ahogan, déjame un momento, apártate!

El plátano, viejo árbol  divertido, le responde:

-Es que hemos crecido, niña, tú y yo, aunque lo niegues.

Y mira que eres hermosa y coqueta,

¡Siempre quiero abrazarte!

 

Por ser viejos, y estar al lado, la charla es lo corriente entre estos ejemplares.

-Recuerdas, dice ella, cuando éramos niños?

En la desolación, de éste campo no  había nada, nada

Y aquí ellos  nos ubicaron, uno al lado del otro

tan endebles, y solos.

Y el tiempo fue pasando,

¡Cuántos niños albergamos!

 

El le responde, ruborizado :

Creciste tan hermosa tus hojas que brillaban 

dieron sombra a la fuente,

y acompañaron

las tardes de los  inviernos,

en donde el frío  quitaba toda mi ropa.

A tu lado me sentía

abrigado y entero

 

Soñadora ella piensa : -Nadie nos veía besarnos…

Ahora estamos grandes, 

Los niños ya no están, y  felizmente nadie viene  

a derribarnos.

 

El- Yo te lo pido Niña, tú sigue floreciendo,

El perfume de tu cáliz 

embriaga los días difíciles,

En primavera te visitan abejas,

 mariposas, y coloridas   aves.

Desde lo alto  yo escucho 

 tu murmullo en la tarde.

 

ella- ¡Compañero Plátano, no me dejes sola!

Si tus ramas abarcan, ¡déjame tocarte!.

Vendrán pronto otros días 

 y nos hundiremos

juntos, en el verde brutal 

de las siestas estivales.

¡Deja a tus ramas abrazarme!

 

Él- Para mis días viejos

promete tu perfume,

el blanco de tus flores, la sombra tan calmante.

yo prometo tocarte

y cubrirte de besos en las tardes.

 

Ella- Plátano amado, hay mucho todavía, 

hay niños que  cuidar

del sol y los calores.

la gente necesita de nuestro  buen reparo.

Tú, permanece ahí,

y entre los dos seguiremos

entre vientos y heladas

esperando  que en la savia

 vayan naciendo  los brotes.

Ya sé que somos viejos,

y aún eso es hermoso. te dejo que me abarques

y -¡está bien!-

ven a  cubrirme de besos

en las tardes.







Y así van  pasando los días de primavera de esta patrona que se va enredando entre su trabajo, la huerta, las palabras y el amor.

lunes, 18 de julio de 2022

Historias de vestidos II



Historias de vestidos II



La Bufandita


Hace ya unos años escribí en este mismo blog una hermosa historia que me contó Celina Gonzalez, una historia familiar.  Celina y  yo seguimos siendo amigas actualmente, su mamá, una señora maravillosa, cultísima, generosa e inolvidable, murió  hace unos pocos días. La vida fue muy buena con ella a pesar de un gran número de avatares, pérdidas, cuidados de su madre y sus hermanas con problemas, en fin... una vida larga, compleja, con momentos momentos  hermosos también.  Pero  volvamos a nuestra "Historia de vestidos".

Celina, es -como lo era su mamá- una mujer muy generosa. De cada viaje de los muchísimos  que realiza, trae  un regalo para mí, gesto  que yo aprecio enormemente y valoro. Son maravillas que ella  mira y compra, del sudeste asiático trae  un pareo tailandés, de su viaje por India  un Sari, o el género para realizarlo, de los barrios bajos de Miami un delineador de cejas (absolutamente necesario para la ya sexagenaria Patrona, pues  no le queda ni un pelito). En un pequeño bolsito de avión viene  un collar de perlas barrocas rosadas, ella cuenta que tuvo que ir a hablar con el mayorista chino  en New York, etc. Regalos amados y usados inmensamente.  Entre las numerosas herencias y regalos que Celina ha compartido con ésta amiga, hay  uno particularmente  atesorado : una pequeña bufanda de muy linda lana, tejida vaya a saber por quién, yo adoro esta pequeña prenda y la  uso todos los sagrados inviernos porque es calentita y de lana peluda. 





El caso es que en este frio invierno cordobés me acerqué este sábado   que acaba de pasar hasta  una muestra de Arte en Unquillo, en el pequeño museo que fue la casa del pintor Lino Eneas Spilimbergo. Exponía Mónica Rizzuto, junto a Celina las tres fuimos compañeras del colegio, hace mil años, Celina es abogada, yo...todavía no se lo que soy, si actriz,  si profe, seguro mal ama de casa, promotora de ideas locas,  ¡que se yo!  Tal vez soy  una cuasi- escritora, no sé, sinceramente y poco me importa definirme. Lo cierto es que Mónica es al día de hoy una artista plástica reconocida y tímida, que vive en Cabana.

La muestra es maravillosa, se llama Imágenes del Monte y allí Mónica plasma lo que ella misma ha visto y a admirado de vegetación. Los churquis, las florcitas serranas, las espinas. Un sueño su pintura.
A Celina y a mí nos encantó participar de la muestra y mucho más en la casa de Spilimbergo, un  pintor sencillo y al mismo tiempo tan fabuloso. Los óleos que dejó de mujeres de ojos grandes son extraordinarios. Fue una tarde cálida y las tres lo pasamos hermoso, recorrimos la muestra, escuchamos música celta con gaita y buzuki, charlamos, hablamos de la muerte de la mamá de Celina y mi amiga pudo hablar un poquito de ese momento tan duro que había vivido. Al terminar  la muestra ella y su novio  me llevaron a casa en auto porque justo el sábado yo no había ido con el mío.






En cuanto llegué a mi casa me percaté de que no tenía mi teléfono celular, había quedado en el auto de Celina, mediante una red social le avisé y quedé de ir a buscarlo al día siguente. 
El domingo por la mañana (yo tenía que trabajar a las 10 hs en el centro) llegué a lo de mi amiga a  buscar el  celu, ella me abrió la puerte, todavía con piyama,  y me entregó el aparato, nos despedimos con premura, pero Celina me miró, y con emoción dijo  -"pensar que esa bufandita que tenés la tejió mi mamá". Me costó reaccionar, de repente sentí que la bufanda me calentaba todo el cuerpo en aquella mañana helada, ¡una bufanda tejida por Martita, la mamá de mi amiga, que acababa de morir! Sus manos viejas habían tejido ese rectángulo en las horas aburridas de la vejez, en su barrio. Sin quererlo pensé ¡gracias Marta! Gracias por tu hacer, por el tejido, por lo que entregaste a tanta gente...
Mi amiga también estaba emocionada. nos dijimos adiós y yo me había quedado pensando. 




¿Qué es lo que una da cuando entrega algo? ¿da calor? ¿ Uno sólo regala para vaciar  roperos? ¿ o tal vez uno intenta  que el otro guarde algo de su ser y presencia humanas?



Esa misma tarde, antes de ir a Unquillo a ver la muestra, otra hermosa mujer de mi familia había sacado de su placard una capa negra, para cubrirme, porque el abrigo que yo  tenía  había quedado en el auto, éste  había partido hacia otros lugares, y yo estaba desabrigada para enfrentar los frios serranos. 

Acá Celina, Mónica, quien escribe y un gran amigo.


¡Qué afortunada soy -pensé-! Tengo una bufanda calentita tejida por manos viejas, que ya no están en este mundo pero que entregaron tanto a mucha gente. y hay sobre mi espalda  una capa de color negro que me fue regalada con todo el cariño para no pasar frío.

 El amor y la generosidad de las mujeres. ¡Como me siento de abrigada con estas prendas y con estas historias!







martes, 5 de julio de 2022

hablar de amor en Itapoa. (Vinicius de Moraes)

Mar


Océano inmenso,
agua salada.
arena que guarda nuestras huellas.
Un cuerpo que se enfrenta a lo ancho del mirar
Y mirar.
Y gustar del agua y del murmullo.
El mar
tan necesario.

En el mes de junio pudimos ir al mar, hacía muchos años que nuestros pies no tocaban el agua salada, y no escuchaban las carcajadas de las gaviotas, o el ruido permanente de las olas.
Brasil, una casa hermosa y prestada, la aventura para dos personas cansadas. un viaje que fue una prueba, cómo viajar, qué plata usar, qué hablar, el otro como desconocido compañero de charlas y de viaje, justamente. Salió muy bien, volví contenta. Van fotos.




Es invierno, tanto en Argentina como en Santa Catarina, asi que estábamos abrigados.

pero un día me puse la malla y me dejé revolcar por las olas.

José no. Es muy friolento!


y lo  que más me gustó en cuanto a lo colonial:  Sao Francisco do Sul, un puerto precioso, una de las tres ciudades más antiguas de Brasil, soñado.



bellísimas las letras del Mercado, igual que la herrería!


he aquí la historia.

me encantaron las fachadas, los colores, las rejas.

el barquito que  nos acercó a Sao Francisco.

y la escollera larguísima en el mismo mar.




Adoré una vez más Brasil, su música, la historia, la geografía. aproveché para leer poetas maravillosos y volver a cantar su música tan evocadora.
Me encantó este viajecito compartido con José, pueda ser que  la vida nos dé otras muchas oportunidades como ésta. Tomara!
Gracias Alexandra y Fernando, nuestros amigos que nos prestaron la casa!




una preciosa casa con ventanales que daban al mar.
con balcón y galería. 

qué importante lo que nos sugiere el cartelito:
Parar, andar, respirar, acalmar e imaginar!





Y así fue que en unos días fuimos otros, y volvimos felices. 
(con mucha naturaleza en los ojos, con dibujos divertidos y acuarelas también)





una de mis ingenuas acuarelitas.


Recomiendo enfin: una escapadita de vez en cuando!




las piedras, las rocas, la arena. hermosas!