lunes, 20 de julio de 2020

La gata que ya no me mira más.



Hoy estoy triste, muy triste.

El día está gris y plomizo de invierno, y aunque es el Día del Amigo y todo el mundo festeja, yo no. Hoy murió mi gata, Petra.  La historia es tonta, yo no tenía una gata para mí, ni tampoco quería tenerla, en tiempos en donde yo trabajaba normalmente, no quería atarme a un cariño nuevo, en mi casa ya hay dos perras que vinieron aquí, no de raza sino perras buenas, y que ya viven contentas, y además hay un gato, Frodo, que es un gato grande, bastante salvaje, pero tierno y demandante como todos los gatos.
 Mi hijo Nicolás dijo un día que "le gustaría tener un gato negro", unos días después en uno de los Hogares donde trabajo, una señora de la limpieza comentó tener gatitos nuevos y uno de ellos era negro, así es que Petra, -que más tarde nos dimos cuenta que era gata- vino en un bolsito a nuestra casa. Era dulce, arisca también, cazaba palomas y le gustaba el parque. Muchas veces la encontramos escondida bajo un árbol panza arriba. Frodo fue el padre de los gatitos que engendró y que pudimos dar, le quedó uno solito para amamantar y que se fue hace poco, Frankie, rayadito como su papá.
 Y Petra se quedó en nuestra casa. Durante su vida le compré comida, la llevamos al veterinario, le puse una caja  para dormir en días fríos y la mimé bastante. Nos acompañó en las caminatas cotidianas de esta eterna cuarentena, saltando y esperándonos en tramos donde ella estaba, escondida y divertida. A veces corría junto a nosotros y cruzando nuestro paso, teníamos miedo de tropezar y caernos, ¡ay Petra!
 Sinceramente no tengo consuelo, creo que soy una persona fuerte,porque a menudo escucho testimonios duros de mis alumnos, de la gente vieja, también tengo angustia como todo el mundo y procesiones que van por dentro, soy un ser sensible y siento la vida en toda intensidad,  y aún así es difícil que yo llore, sin embargo ahora tengo muchas ganas de llorar por Petra, por la gata negra que estará en otro mundo, caminando por un verde parque lleno el aire de pajaritos que cantan.



Como para dejar algo de alegría en esta tarde tan espantosa  me acuerdo de un poema de Elsa Bornemann

Del libro Disparatario

Gata que mira a niña que mira a Gata

La gata me mira
¿qué quiere decirme?
Tal vez un poema
Intenta pedirme
O será que sabe
Que hoy me siento triste
Y busca maullarme,
Me dí cuenta. ¿Viste?

Seguro esta noche
Sin mí en el tejado
Contará a otros gatos
Lo que me ha ocultado
Y unirá mi pena
a su propia sombra
Mientras doña Luna
Reteja su alfombra
Mirada redonda,
Cola que se estira,
Un miau de silencio
La gata me mira

Seguro esta noche,
Sin mí en el tejado
Contará a otros gatos
Lo que me ha ocultado...

 Ahí está Elsa, tan hermosa, con esa sonrisa tan linda, me da calorcito en esta tarde en que he perdido a Petra, mi querida gata negra, Petra, tan mía, te voy a extrañar mucho.