domingo, 11 de abril de 2021

Daniel

 Daniel


Hoy domingo me toca derramar una lágrima. Es que ha muerto una persona buena, un ser al que todos apreciábamos mucho. Daniel.



con los niños chiquitos.

Daniel era el padre de dos sobrinos muy queridos, se habían divorciado hacía mucho con mi cuñada,tal vez  no teníamos un contacto muy de todos los días con él, vivía en un barrio alejado, en fin... la vida, y  sin embargo por más que lo pienso, no tengo  forma de no recordar a Daniel sino es  con un lindo recuerdo, o también por su bonhomía, o por su sentido del humor, o porsupuesto porque tenía  tamaño de hombre gigante.

Mi sobrina!

 Particularmente en un momento de la vida, fuimos vecinos, mi marido, los chicos pequeños y yo vivíamos en una cuadra de un barrio y muy cerquita vivían él, su mujer y también sus hijos pequeños. Eran los años noventa y tampoco era tan fácil la vida, pero teníamos vecinos geniales con los que compartíamos las navidades en la vereda, o locros de veinticinco de mayo con pastelitos, o fiestas en la casa de alguno que gentilmente ofrecía su vivienda para diversión. ¡qué época maravillosa! Los hijos de cualquier familia eran hijos de todos y si algun  niño se perdía todos salíamos a buscar en todos los rincones, campitos, o resquicio de cada patio. Poquito a poco el tiempo fue pasando y muchos debimos irnos de aquel barrio con tanta solidaridad vecina y tanto ruido de fiesta. Y aqui va la historia, para acordarme del querido Daniel mi cuñado que hoy nos dejó : esa noche se armó un tremendo "picante de pollo", exquisita comida boliviana no tan picante pero sí muy sabrosa, que aprecia mucho en Bolivia y en Jujuy. Los dueños de casa eran Julio y Susana, muy recordados ellos, ya que Julio era de ese país y Susana, gringuísima, blanca como la leche y un encanto de dulzura y voz suave, cocinaba como los dioses y preparaba los exquisitos platos de el maravilloso país vecino, asi que..¡ningún vecino se quería perder la fiesta! Conseguimos niñeras para los chicos, ropa ajustada las mujeres, camisas nuevas los maridos, y estuvimos todos puntuales en lo de Susana y Julio -se me estruja el corazón con el recuerdo-.  Luego del copioso picante y habiendo libado también copiosamente muy buenos vinos que cada uno llevó, vino la música
y el baile, en ese momento el que se escuchaba en las radios era Juan Luis Guerra "Quisiera ser un pez, para meter mi nariz en tu pecera...." y las parejas se estrechaban  con el ritmo nuevo que nos apasionaba: la bachata.  Cuando pasaron ya varios temas de salsa y bachata, alguien ordenó parar la música y descansar, tomar un heladito, refrescarse la cara y contar algunos chistes. Para hacerla enojar a una vecina que a los cincuenta y tantos tenía un cuerpo escultural y que a pesar de estar en el mes de julio vivía bronceada y con  escotes,  uno de los hombres, que la conocía mucho y la apreciaba también le susurró, ¿y tu marido? Ella, muy tranquila dijo que el señor  -ex militar retirado-, era viajante, y que esa noche estaba en Buenos Aires, ¡para qué! Llegó este comentario a oídos de otro vecino muy bromista que como a eso de la una de la mañana  se asomó a la puerta y  gritó "Ahí viene Fernández!!!" (Fernandez en cuestión era el marido viajante ex militar de la señora que partía la tierra y que esa noche se había vestido con una remera de lycra negra pegada a la piel). Ni que decir que la pobre vecina corrió a esconderse en el baño muerta de terror y en la casa era una sola carcajada porque eran puras mentiras  de éste canalla bromista.  Pasadas las risas, Alicia salió del baño, aterrorizada como dije, pero divertida, y nunca jamás nos olvidamos todos de aquel momento. 

Y finalmente ahí viene la escena con el Dani, todos sabían que yo era actriz, y me pidieron o cantar una canción o recitar un poema, o lo que fuera, y habiendo escalera en esa hermosa casa yo subí a la planta alta y mi cuñado se  ubicó en donde estaban todos abajo, alguno de los presentes puso un tema sexi y yo fui bajando, escalón por escalón haciendo la pantomima de que me quitaba una prenda, él, solícito y actor también  hacía de cliente desesperado y todo ese juego fue festejado por los vecinos hasta que llegué hasta el lugar donde el  "cliente" me esperaba,  y yoya estaba supuestamente sin ropa, para concluir la escena, tanto cliente como "señorita sin ropa",  escapamos los dos por una puerta. Aplausos y chin chines de todos los vecinos. Un momento sin dudas inolvidable, divertido, audaz y sin ninguna mala intención.  

He querido recordarte así Dani, con tu alegría y tu estupenda forma de ser. La terrible enfermedad que te atacó, que no ha sido el Coronavirus, te arrebató de este mundo. Pero nos dejaste tu imagen y tu fortaleza hasta en los últimos momentos, y tus chistes, tus anécdotas, las cosas lindas de hermosa persona que fuiste y  que nos deja el corazón con los mejores recuerdos. Además nos dejaste dos sobrinos MARAVILLOSOS!


qué pinta!




¡Buen Viaje hacia otro mundo divertido y con amigos querido cuñado Daniel!