El pasado que vuelve (sin que lo llamen).
Voy a contar tres historias divertidas, y el protagonista es el pasado.
Los años que hemos vivido, los acontecimientos que hemos visto con nuestros mismos ojos, lo que dijimos,los errores que cometimos y de lo cual hay arrepentimiento. Todo lo que hicimos en este camino de la vida, cómo fue cambiando nuestro cuerpo, Lo que somos ahora, el pensarse como un otro que cambia... es algo fuerte, a menudo tremendo, horrible. Al mirarnos al espejo hoy, nos encontramos canas, arrugas, dolores nuevos, cambios estructurales, y ausencias, no se... o nuevas presencias en nuestras vidas.
Y seguimos en la lucha, viviendo y respirando, nuestro corazón late y la sangre circula, minuto a minuto. Por momentos uno querría ya no estar, parar esta vida, nuestro instinto, sin embargo nos increpa y nos pone de nuevo en el día, a veces con un par de cachetadas.
Creo que en el fondo de eso se trata, de encontrar día a día una vida nueva, aunque tengamos cincuenta, sesenta y más años tratemos un rato de jugar con el destino y hacer cosas que nos entusiasmen y nos permitan por un momentito ¡recuperar el ansia de vivir!
¡Se vá la primera!
En la ambición de pasar un buen momento es que visité hace poco a mi amiga Mayté. Con ella cursamos un tiempo el Seminario de Teatro Jolie Libois, hace ya muchos años, yo terminé los estudios y me hice actriz, ella siguió una infinidad de carreras y devino pintora de cuadros bellos y contundentes, cuadros que revelan historias humanas profundas, miradas, posturas, personas que han vivido vidas con todo su cuerpo y alma.
Nosotras tomamos un té o cafecito en su casa de por acá, en las lejanías del oeste de la ciudad. Y nos divertimos, y hablamos horas de horas. (También salimos a distintas muestras y nos volvemos a morir de risa, por más que a ella no le guste).
A mi amiga le gusta mucho el tango, lo canta bien, le gusta lo canyengue, lo antiguo del tango, y en sus cuadros lo vive reflejando, esa intimidad, ese abrazo, los "bulines" donde las parejas se escondían para el amor. A mi amiga le gusta mucho el tango.
A ella le gusta mucho el tango.
Y como aventurera que es, mi amiga un buen día se lanza a la milonga, donde se conoce a mucha gente que baila tango.
La sacan a bailar muchachos jóvenes, pero ella los rechaza, porque -"Los chicos no te saben llevar-, se queja. -Sólo te llevan bien los hombres, grandes, que otrora ya han bailado, y mucho-."
Y entre tango y tango un hombre grande y corpulento la saca a bailar.
-Bailas, piba?
-Gracias...pero no sé..estoy aprendiendo.
-Vamos,.vos seguíme
Bailamos...lo seguí .
-Cualquier cosa mírame a los ojos ...
Yo sentía q realmente veía el horizonte,como ven los nostálgicos tangueros inmigrantes.
-Usted, es de Córdoba?
-No, de la Patagonia.
-ah..yo viví en Trelew cuando era niña.
-De ahí soy..
-Y tu padre que hacía?
-¿Él? Era especial, viajaba, iba por Pico Truncado, ¡uh! Era altísimo...Le gustaba comprar pieles...hacía trueques...
-Tu apellido?
-Saine
-Pero si yo lo conocí! Un árabe que estaba siempre con el Ingeniero Stringesten ..
-Sí..era el gerente del Banco, iban a comer a mi casa con su esposa.
-Piba, mirá.. y qué es de su vida?
-Ya murió, muy joven...
-Disculpa la pregunta...era un hombre fuerte...le gustaba cantar tangos.
-Sí, a mi padre lo llevó la enfermedad más tremenda, la depresión y la soledad...
Me sonreí para salir del paso.. "como buen tanguero ".
Él y yo bailamos tres tangos. El quería que yo me desahogara.
Le dije que iba a sentarme, que estaba emocionada.
Me acompañó hasta la mesa donde estaban mis amigas.
Y la noche se hizo chiquita, tanto como yo en Trelew.
-Gracias, piba.
Imposible, pero cierto. Una noche, una milonga. Una mujer que desespera por para escapar de la rutina, Un hombre grande, que las ha vivido todas. El tango, el abrazo y la cadencia de esa música fabulosa.
El abrazo de dos seres que se esmeran por bailar y
el pasado que vuelve, inexorable.