lunes, 28 de julio de 2025


El pasado que vuelve (sin que lo llamen).


Voy a contar tres historias divertidas, y el protagonista es el pasado.

Los años que hemos vivido, los acontecimientos que hemos visto con nuestros mismos ojos, lo que dijimos,los errores que cometimos y de lo cual hay arrepentimiento.  Todo lo que hicimos en este camino de la vida, cómo fue cambiando nuestro cuerpo, Lo que somos ahora, el pensarse como un otro que cambia... es algo fuerte, a menudo tremendo, horrible. Al mirarnos al espejo hoy,  nos encontramos canas, arrugas, dolores nuevos, cambios estructurales, y ausencias, no se... o nuevas presencias en nuestras vidas.

Y seguimos en la lucha, viviendo y respirando, nuestro corazón late y la sangre circula, minuto a minuto. Por momentos uno querría ya no estar, parar esta vida, nuestro instinto, sin embargo nos increpa y nos pone de nuevo en el día, a veces con un par de cachetadas.

 Creo que en el fondo de eso se trata, de encontrar día a día una vida nueva, aunque tengamos cincuenta, sesenta y más años tratemos un rato  de jugar con el destino y hacer cosas que nos entusiasmen y nos permitan  por un momentito ¡recuperar el ansia de vivir!

¡Se vá la primera!







En la ambición de pasar un buen momento es que visité hace poco a mi amiga Mayté. Con ella cursamos un tiempo el Seminario de Teatro Jolie Libois, hace ya muchos años, yo terminé los estudios y me hice actriz, ella siguió una infinidad de carreras y  devino pintora de cuadros bellos y contundentes, cuadros que revelan historias humanas profundas, miradas, posturas, personas que han vivido vidas con todo su cuerpo y alma. 

Nosotras tomamos un té o cafecito en su casa de por acá, en las lejanías del oeste de la ciudad. Y nos divertimos, y hablamos horas de horas. (También salimos a distintas muestras y nos volvemos a morir de risa, por más que a ella no le guste).

A mi amiga le gusta mucho el tango, lo canta bien, le gusta lo canyengue, lo antiguo del tango, y en sus cuadros lo vive reflejando, esa intimidad, ese abrazo, los "bulines" donde las parejas se escondían para el amor. A mi amiga le gusta mucho el tango.


Le gusta la música y los músicos de tango, las orquestitas, el bandoneón.

A ella le gusta mucho el tango.





Y como aventurera que es, mi amiga un buen día se lanza a la milonga, donde se conoce a mucha gente que baila tango.

La sacan a bailar muchachos jóvenes, pero ella los rechaza, porque -"Los chicos no te saben llevar-, se  queja. -Sólo te llevan bien los hombres, grandes, que otrora ya han bailado, y mucho-."

Y entre tango y tango un hombre grande y corpulento la saca a bailar. 

 -Bailas, piba?

-Gracias...pero no sé..estoy aprendiendo.

-Vamos,.vos seguíme

Bailamos...lo seguí .

-Cualquier cosa mírame a los ojos ...

Yo sentía q realmente veía el horizonte,como ven los nostálgicos tangueros inmigrantes.

-Usted, es de Córdoba?

-No, de la Patagonia.

-ah..yo viví en Trelew cuando era niña.

-De ahí soy..

-Y tu padre que hacía?

-¿Él?  Era especial, viajaba, iba por Pico Truncado, ¡uh! Era altísimo...Le gustaba comprar pieles...hacía trueques...

-Tu apellido?

-Saine 

-Pero si yo lo conocí! Un árabe que estaba siempre con el Ingeniero Stringesten ..

-Sí..era el gerente del Banco, iban a comer a mi casa con su esposa.

-Piba, mirá.. y qué es de su vida?

-Ya murió, muy joven...

-Disculpa la pregunta...era un hombre fuerte...le gustaba cantar tangos.

-Sí, a mi padre lo llevó  la enfermedad más tremenda,  la depresión y  la soledad...

Me sonreí para salir del paso.. "como buen tanguero ".

Él y yo bailamos tres tangos.  El quería que yo me desahogara.

Le dije que  iba a sentarme, que estaba emocionada.

Me acompañó hasta la mesa donde estaban mis amigas.

Y la noche se hizo chiquita, tanto como yo en Trelew.

-Gracias, piba. 


Imposible, pero cierto. Una noche, una milonga. Una mujer que desespera por para escapar de la rutina, Un hombre grande, que las ha vivido todas. El tango, el abrazo y la cadencia de esa música fabulosa.

 El abrazo de dos seres que se esmeran por bailar y
el pasado que vuelve, inexorable.




domingo, 22 de junio de 2025

 Esta noche soñé con vos.





Quiero escribir este sueño antes de que se me desvanezca de la memoria. Que se vaya del todo la vivencia de verte, tan linda  y sonriente.  

Yo estaba, como estuve tantas veces, en tu casa de Villa Allende, había desorden, y de pronto aparecías vos, contenta, con el pelo largo, y la cara mas gordita. Y yo te preguntaba, -¿dónde estabas?, ¿era mentira que te habías muerto?- Y vos, muerta de risa me contestabas, "¡Jajaja! ¡los engañé! Me había ido a Europa, a hacer camping a Alemania!"

  Yo pensaba en todo lo que había sufrido con tu ausencia, con tu muerte súbita, con el no poder despedirnos después de una vida de amistad y vivencias. Pero al  verte contenta y imaginarte dormir  en  carpas, pensarte caminando entre pinos  en la Selva Negra, no se... me ponía feliz. 





Es un sueño que me  puso contenta.

 Día a día trato de procesar tu muerte, amiga. ¡Qué absurdo todo!

 A veces siento que es mentira, pero no. La misma existencia te superó y decidiste. Te entiendo, te respeto, y respeto tu gran dolor, la decisión aunque me dañe, de poner distancia entre las dos. Nunca lo entenderé y será ése uno de los misterios con los que seguramente una  convive todo  a lo largo de su propia existencia.

Pienso en mi madre y en vos, irse jóvenes  de la vida, dejar  los hijos, dejar todo lo que uno va a dejar.


 Almodovar me respondió muchas preguntas cuando vi "La habitación de al lado", me encantó esa peli, y te entendí absolutamente: ¡lo que debe haber sido, saber que una no quiere seguir sufriendo con ese cuerpito complicado! 


 Como sea, te quiero, y me siento feliz de saber que tu alma descansa en un lugar bello, en un bosque, mirando un río, montañas, cerros. Vos, divertida y observando como nosotros, que estamos aqui, en la tierra, seguimos cargando nuestras mochilas repletas de tareas y preocupaciones.


 ¡ah!  recuperé el collar de mi mamá! Lo fui a buscar a tu casa porque tu hija me autorizó, y le dije a tu hija las palabras que un día escuché en Tilcara de parte de una amiga de mi mamá: ¡"Hija de Kiki, hija mía"! 

(es que yo había ido al casamiento de una prima, y ésta,- que seguramente jamás leerá este blog,-  no me había invitado. Sin embargo yo tengo una madrastra, y ella es buena, fue ella quien  puso su tarjeta en mi sobre de parte de casamiento, y allí fui, SIN ESTAR INVITADA,  al llegar a 1080 kilómetros de mi casa, mis parientes se miraban sin entender ¿¡qué hace ésto acá!?  Y yo me percaté de que  ¡no tenía dónde parar ese fin de semana!  Fue entonces  que
María Teresa LLamazares me abrazó  y me dijo esas palabras tan hermosas y cargadas de empatía, "hija de Kiki, hija mía!"

Así también yo le dije a Juliana: -"sos como una hija mía, lo que necesites, llamame, ahí estaré, Pepe también"-.

Cierro este texto contándote que estoy bien, llevando como puedo tu ausencia,  tal vez escribir, soñar, usar tu cerámica para comer rico,  escuchar a nuestros amados Buarque y  Silvio Rodriguez,  me ayudan a saber que en otro plano, ya no sufrís más, y los que quedamos...estamos bien. Un beso Lisa



lunes, 17 de febrero de 2025

collares de cuentas (cuentos breves sobre las amigas de la Patrona)

 

Cuentas de Murano

Un día, desde Venecia, su amiga manda un mensaje :"Te compré algo".

 La señora lo lee, sonríe e imagina la circunstancia. Piensa en el qué será desde esa ciudad antiquísima, rodeada de mares, de aventuras y de misterio. La amiga ha viajado como siempre lo hace, como lo hacía desde niña.


 Con suertes dispares, por estos lados del cono sur,  la señora se siente igual que Lilian Hellman en el cuento Pentimento, cuando visitaba a su amiga Julia, una jóven tan norteamericana como ella, pero rica. Lilian y su familia no lo eran, por eso ambas se querían y juntas disfrutaban de las diferencias cuando Julia invitaba a Lilian a lo de sus abuelos, participar de las comidas, otras conversaciones, observar  los excéntricos  rituales familiares. (Pentimento es un libro que recomiendo).


 Pero acá vuelvo a contar lo del viaje a Venecia.  La amiga de esta parte siente una enorme curiosidad por descubrir un mundo lejano, de países y geografías, y sabe que es muy difícil que ella pueda viajar, sueña y suspira pensando  "quien sabe lo que la vida me depare". En el fondo  no lo cree posible: ella ha ha realizado otras elecciones en la vida,  y viajar no está (por el momento) en la lista. A pesar de todo, la amiga de estos lados imagina, juega a desenvolver los pensamientos y vislumbra a su amiga que se asoma a un balcón de esa Venecia, gris, antigua y romántica. Piensa en los paseos por las callecitas, en las palomas de Piazza San Marco, en el glamour, en los turistas por cientos. 

Lo que sucede en realidad es que en la misma Venecia,  la viajera  ha comprado para ella un pequeño collar de cuentas amarillas transparentes, un collar de vidrio, que ahora está guardado en una pequeña bolsa de satin, hasta que el rencuentro con la amiga. Cuando vuelve de su viaje y  las dos mujeres se encuentran  frente a un café,  aquella que miró Venecia de frente mientras zurcaba el gran canal, ahora pone en manos de la amiga una pequeña bolsa, y adentro el collar de cuentas amarillas.

"-Estaba casi paralizada-" , le confiesa -Me dolían los huesos, las rodillas, las caderas, ¡El viaje fue un infierno! La humedad me atacó. Dije a mi marido que fueran ellos a los museos, a los paseos, yo me quedaría en el hotel, que estaba bien, que disfrutaran. Un  buen día,  al cabo de un tiempo me pude  parar y para no quedarme tiesa, caminé pasito a pasito. En un quiosco terrible, para turistas americanos, pude vislumbrar este espantoso collar, de cuentas de Murano. Y pensé agarrándome del mostrador, que te lo tenía que traer, para tus collares. Lo compré y volví lentamente a mi hotel a leer un libro para pasar el día.-

 Con inmenso agradecimiento la amiga tomó el regalo, abrió la bolsa y sonrió, era cierto, no era lo que había soñado, por momentos asociamos el vidrio de Murano al mal gusto, a una estética que núnca elegiríamos, sin embargo la amiga toma el collar y sabe del cariño de su  amiga, el caminar dolorido y el esfuerzo, y por sobre todas las cosas el hecho de pensar en ella,  todo eso compensaba lo estético. ¡Ahora haría un collar con esas cuentas de Murano!


Los anillos de Ana 


Una tarde calurosa de este mes, que por suerte es corto, quien escribe, decide llamar a una amiga entrañable, parte de su vida, y que hace tiempo que no tiene noticias. La amiga le cuenta que la han operado, que es sencillo pero algo preocupante, ni lerda ni perezoza la amiga decide actuar e ir a visitarla. Un gran programa, porque ambas tienen mucho para contarse, y chistes, anécdotas de teatro, mucha vida compartida. Y allá va la amiga que en el  interín y para no llegar de visitas con las manos vacías compra dos inmensos bombónes helados que las dos mujeres devoran previo a la charla, ensuciándose a toda risa las bocas y las manos. Y en el transcurso de la tarde comparten la vida, proyectos, historias, y al final cuando la amiga se está yendo, Ana le cuenta que había perdido el anillo de oro de su marido, su amado marido con el que había compartido tantos años. Ella creía que lo había perdido al barrer las hojas del patio con el anillo puesto, pues era el anillo de él,  que le quedaba grande, y lloró al no verlo en su dedo mayor. Con final feliz, una empleada de su casa lo encontró en un rinconcito, Ana, mi amiga decidió entonces entregárselo a su hijo, el menor. El anillo de su padre, que había sido un maravilloso padre.

Ana se había casado por primera vez cuado era muy jóven y la tragedia la sorprendió, quedó viuda. Entonces le quedó un primer anillo de oro de su marido, ella se lo entregó a su hijo, el primer varón de aquella unión. Mas tarde, eligió regalar su propio anillo de aquel casamiento  a la hija, también nacida de ese amor. Ahora sólo le queda uno solo, el que brilla en su anular, y es para su hija, la segunda hija mujer. ¿No es una historia hermosa a pesar del dolor?








jueves, 31 de octubre de 2024

Entraré en tu templo

 


Este poema lo escribí en una hojita de Mac Donalds, el ocho de noviembre del año veintidós.

Ya había pasado el día de los muertos, ya había pasado el día de la madre. y vos estabas ahí, en mi recuerdo, donde siempre estás. Y estarás.

Lo poquito que pudimos compartir de vida lo hicimos, aún no entendiéndonos. Serías feliz hoy con tus nietos grandes, con tus nietos cambiantes, tus nietos varones, mis hijos.

 Yo amo a mis hijos como vos nos amaste a nosotros, como la abuela los amó a ustedes, sus propios hijos. Y eso es lo importante. Es que no te fuiste. Estás acá, y te quiero como siempre.





Entraré en tu templo
Me invitarás
la puerta con el picaporte dorado
que dejaste al cerrar para siempre
aquella casa,
hoy se abrirá para mi.
Me perderé en los largos pasillos
a mis oídos llegarán
las voces perdidas de la infancia
y ellas me guiarán hasta el recinto
antiguo
donde olíamos el café recien molido.
No me detengo en este recorrido
quiero echarme contigo en tu gran cama.
Sentir que abrazas mi flacura e inocencia.
Quiero darme cuenta que no hay nadie,
que perturbe nuestro abrazo, y tu somnolencia.
En un momento llego a tu sillón, Te veo rodeada de libros ahora,
Estás ahi, tus ojos grises miran la ventana de rejas, 
Estás mirando la calle, el pino.
Siempre sabia, quieta, imperturbable.

Mía para siempre. Madre.


miércoles, 30 de octubre de 2024

Escribir, a veces sobre lo que uno ve en su jardín.

Siguiendo los consejos de Leila, recorro mi jardín y miro. 

   Veo pájaros, palomas, siento el perfume del árbol del Paraíso. Me detengo junto a un arbusto que ha crecido rápído y veo  sus bellezas,  bonitas, flores hermosas y extrañas. Continúo en el recorrido y llego a las macetas, allí están turgentes  las flores nacidas de cactus pequeños. En el estanque se yerguen las Calas, me las regaló una amiga querida, son plantas que aman el agua y que transforman su ambiente mejorándolo.  Mas tarde me llego a mi estudio y observo las fotos de las flores de fieltro que hicimos junto a compañeras de taller, flores hechas por manos deseosas de obra, de charlas de mujeres, manos que necesitaban el hacer y coser. Ahora  escribo sobre estas flores espontáneas, extrañas. Vivas y muertas como el fieltro. Escribo. Mis ojos guardan la vivencia de estas Lagañas de perro, la nariz el perfume de las flores del Paraíso. El agua del estanque agradece las Calas. y yo escribo.














 Cuidar un jardín ayuda a escribir.

Mirar por la ventana ayuda a escribir.
Viajar a un sitio en el que no se ha estado antes ayuda a escribir.
Conducir por la ruta un día de verano ayuda a escribir (...).
Ducharse un día de semana a las cuatro de la tarde ayuda a escribir. Ir al cine un día de semana, a las dos de la tarde, ayuda a escribir.
No tener nada que hacer no ayuda a escribir.
Estar un poco infeliz, a veces, ayuda a escribir.
Correr ayuda a escribir (...).
Leer El libro de la almohada, de Sei Shonagon, ayuda a escribir.
Limpiar la casa ayuda a escribir. Preparar dulces ayuda a escribir (...)".
- Leila Guerriero (17 de febrero de 1967), Junín. Es una periodista y escritora argentina.







lunes, 23 de septiembre de 2024

El año del Dragón de Madera

Transitando el año del Dragón


Un día cualquiera veo en mi casa a un hombre que se apoya en los muebles. Lo veo estar mal. Otro día me percato que estoy cansada, muy cansada físicamente. Otro día en cambio el silencio de la casa me lleva al disfrute del  estar solos por primera vez en muchos años, mi compañero y yo. Y una cosa llevó a la otra y todos estos pequeños acontecimientos me llevaron a pensar en lo tranquilo que sería una vida menos acelerada, con más tiempo para reflexionar y dedicarme a otros trabajos menos agresivos. Y tomé la decisión de jubilarme ántes de lo que vendría. El año del Dragón.


Milenios de antiguas culturas lo han estudiado, temido, comparado con el Mal.

 Los chinos lo veneran y lo consideran bueno, para sus vidas y hasta favorables para sus destinos. No sé.

 En estos días Córdoba no se ha liberado de sus llamas de fuego que consumieron bosques, casas, animales, flores silvestres. Todo a su paso.

 Como si no solamente fuese el animal alado que súbitamente aparece sino que su cola inmensa moviendo el aire hiciera girar las llamaradas y cambiar el curso  del fuego.

Ahora es imparable pero en el mes de Julio casi que celebrábamos que no hubiera habido incendios devastadores. hoy el  rojo y el calor tiñen el cielo y la tierra y lo devoran y destruyen todo.

 El Dragón.

Animal mitológico, temible y poderoso. No lo quiero matar, no mataría ni a una araña, pero ha causado tanto daño que espanta.

En este año uno de mis hijos perdió su trabajo, ahi anda, con fuerza, luchando, esperanzado.

Otro dejó a su amor, y a una casa bonita que miraba a una montaña.

El año en que volví a casa después de años de trabajo, feliz y cansada, pero con tiempo y preguntas.

Año en que queridos amigos  un día perdieron un hijo hombre,  hermoso y sano.

 El año en que el dinero no alcanza por más que lo estires.

El año en que en este país cuesta ser viejo porque ya no sirves, (no es mi caso, es que me solidarizo).

Año de nuevos lazos de amistad y de rupturas lacerantes con afectos viejos.

El año en que todos mis hijos tomaron decisiones, están adultos, los apoyamos.

También éste animal temido, con el que el cine para niños ha sido piadoso y ha creado un dulce personaje, nos muestra  sin embargo un aire benévolo. Porque estamos unidos y hay fraternidad, la gente  es empática y solidaria con los bomberos, se organizan campañas en esta tierra devastada. Y estamos sanos y festejamos la salud y la amistad a pesar de todo.

Y brindamos, pidiendo por las lluvias, que ya vendrán.

Tengamos esperanza.

Encontré una poesía en la búsqueda. No es mi intención matarte, año del Dragón, sino seguirte transitando  poniendo semillas, sin embargo. Escuchando a los pájaros mientras  riego  la huerta, cuidando el estanque, donde croan las ranas por las noches. Llegando a la cocina para hacer  de comer rico, dando besos y abrazos. 

 Quiero detener tus llamaradas iluminando este pedacito de mundo y escribiendo, Quiero perdonarte con los libros, estudiando. Quiero que te hagas amigo de esta pobre humanidad, Dragón de madera. Quiero que vueles lejos, de este costado de mundo donde me tocó nacer y vivir. Quiero querer lo que he amado y conseguido, lo mismo que tantos argentinos. Tranquilo, dragón. 

Yo Seguiré en la lucha de la Esperanza.




 


MATAR AL DRAGÓN

Ha llegado la hora de matar al dragón,

de acabar para siempre con el monstruo

de las fauces terribles y los ojos de fuego.

Hay que matar a este dragón y a todos

los que a su alrededor se reproducen.

 

Al dragón de la culpa y al dragón del espanto,

al del remordimiento estéril, al del odio,

al que devora siempre la esperanza,

al del miedo, al del frío, al de la angustia.

Hay que matar también al que nos tiene

aplastados de bruces contra el suelo,

inmóviles, cobardes, desarraigados, rotos.

 

Que la sangre de todos

inunde cada parte de esta casa

hasta que nos alcance la cintura.

Y cuando ese montón de monstruos sea

sólo un montón de vísceras y ojos

abiertos al vacío, al fin podremos

trepar y encaramarnos sobre ellos,

llegar a las ventanas, abrirlas o romperlas,

dejar que entren la luz, la lluvia, el viento

y todo lo que estaba retenido

detrás de los cristales.



DATOS DE LA POETISA: Amalia Bautista (Madrid, 1962) 

(La encontré en la búsqueda de exorcisar tanta llama, tanta destrucción del Año del Dragón de madera). Espero que les guste.
  Laura

domingo, 22 de septiembre de 2024

"El tiempo no tiene nada que ver, cuando uno es un imbécil, és un imbécil." Georges Brassens

Le temps n'a rien a l'affaire:




Era sólo una niña curiosa y descubrí a Georges Brassens. Aprendí a reir y amar cada una de sus canciones. Y a hacer mía esa idea de "Lo que a la gente le sienta mal es un camino personal", el remanido estribillo de La mala reputación.

Yo era una chiquita que dibujaba, mi madre lo observó y me envió a un taller donde aprendí a pintar con un método -en ese entonces-, innovador.  En ese mismo taller de una gran artista que cordobesa que luego se fue a Río de Janeiro a vivir,  creo que escuché ese solidario y empático vals: "Canción para el Auvernes" La jóven se llamaba Marta Gamond y formó varios artistas hoy muy famosos, en su taller de Barrio Iponá.  Recuerdo a Marta como  una artista visual, grabadora, y muy talentosa, de su taller salieron Nuna Mangiante y Cecilia Irazuzta, que aún se dedican a la plástica.  Eramos chiquitas, jugábamos, creábamos, hacíamos aguafuerte, aguatinta, y lo mas lindo:  el estampado, tanto era asi que mi mamá que ponía muchas fichas en mi educación artística en ese entonces, se animó a sugerirme que cuando grande estudiara Diseño. Pobre mi vieja, no sabía que he trazado mi vida como he podido y que la parte plástica la tengo en suspenso por el momento. Materia pendiente para el resto de toda la vida que pienso vivir.  Pero volvamos a Brassens, el gran amor de mi vida, un hombre al que sólo podía escuchar y cantar sus canciones, primero en español, luego en francés, cuando  fui a la Alianza Francesa, y me enamoré para siempre de él.  El Auvernés  es la solidaridad, el amor al prójimo.
Siempre que estoy en situación de llanto o cuando alguien necesita de mi, recuerdo estas palabras de su cancion para el auvernés: 

 "fue un pedazo, de tu pan 
                                        lo que me diste, porque si
                                        y en mi alma se quedará
                                        Como si fuera un festín!"

Las notas de ese dulce valsesito tocadas en la guitarra, ay! me hace llorar de felicidad!
  Por supuesto:  La mala reputación es una de las canciones capitales del siglo XX  , casi diría que está a la par de Cambalache, de Discepolo, o de  Eleanor  Rigby, de los Beatles. Canciones que son nuestros adoquines sobre los que nos asentamos sin eso no somos personas.  Sin ellas no.
Con ellas, todo,  y esa hermosa traducción (buscar en la web) que hicieron Claudina y Alberto Gambino es extraordinaria y muy veraz,

  "En mi pueblo sin pretensión
                                            tengo mala reputación
                                            que me moví o que me quedé
                                            me consideran yo no se que

                                            Y sin embargo no jodo a nadie
                                             siguiendo solo por mi camino
                                             Pero a la gente le sienta mal
                                             que haya un camino personal
                                             a la gente le sienta mal
                                             que haya un camino personal

                                              Y todo el mundo habla de mi
                                               Salvo los mudos, claro que si!
                                           ..........................


¿no es extraordinaria?  Ni que hablar de "el mal sujeto arrepentido"  o "los velorios de antaño"   la dulce esposa que no traiciona en Penélope, el gatito que se confundió de teta  con Pauvre Margot  y  otras miles de canciones que me acompañan en la vida, porque me hacen reir, o porque me hacen llorar, o porque me enseñan cosas, o porque me hacen simplemente rezar y  agradecer a dios , que en el mundo haya habido un ateo tan malhablado, pero tan extraordinariamente buen poeta, buen hombre y buena persona como Georges Brassens.  Nuestro poeta  murió en el 81 para mi está vivo, hace un rato nomás lo escuché  (y les cuento un secreto: ayer, un amigo que me quiere, me regaló una canción de el, "el tiempo no tiene nada que ver").
  Es todo por hoy Te querré siempre francés!