Esta noche soñé con vos.
Quiero escribir este sueño antes de que se me desvanezca de la memoria. Que se vaya del todo la vivencia de verte, tan linda y sonriente.
Yo estaba, como estuve tantas veces, en tu casa de Villa Allende, había desorden, y de pronto aparecías vos, contenta, con el pelo largo, y la cara mas gordita. Y yo te preguntaba, -¿dónde estabas?, ¿era mentira que te habías muerto?- Y vos, muerta de risa me contestabas, "¡Jajaja! ¡los engañé! Me había ido a Europa, a hacer camping a Alemania!"
Yo pensaba en todo lo que había sufrido con tu ausencia, con tu muerte súbita, con el no poder despedirnos después de una vida de amistad y vivencias. Pero al verte contenta y imaginarte dormir en carpas, pensarte caminando entre pinos en la Selva Negra, no se... me ponía feliz.
Es un sueño que me puso contenta.
Día a día trato de procesar tu muerte, amiga. ¡Qué absurdo todo!
A veces siento que es mentira, pero no. La misma existencia te superó y decidiste. Te entiendo, te respeto, y respeto tu gran dolor, la decisión aunque me dañe, de poner distancia entre las dos. Nunca lo entenderé y será ése uno de los misterios con los que seguramente una convive todo a lo largo de su propia existencia.
Pienso en mi madre y en vos, irse jóvenes de la vida, dejar los hijos, dejar todo lo que uno va a dejar.
Almodovar me respondió muchas preguntas cuando vi "La habitación de al lado", me encantó esa peli, y te entendí absolutamente: ¡lo que debe haber sido, saber que una no quiere seguir sufriendo con ese cuerpito complicado!
Como sea, te quiero, y me siento feliz de saber que tu alma descansa en un lugar bello, en un bosque, mirando un río, montañas, cerros. Vos, divertida y observando como nosotros, que estamos aqui, en la tierra, seguimos cargando nuestras mochilas repletas de tareas y preocupaciones.
¡ah! recuperé el collar de mi mamá! Lo fui a buscar a tu casa porque tu hija me autorizó, y le dije a tu hija las palabras que un día escuché en Tilcara de parte de una amiga de mi mamá: ¡"Hija de Kiki, hija mía"!
(es que yo había ido al casamiento de una prima, y ésta,- que seguramente jamás leerá este blog,- no me había invitado. Sin embargo yo tengo una madrastra, y ella es buena, fue ella quien puso su tarjeta en mi sobre de parte de casamiento, y allí fui, SIN ESTAR INVITADA, al llegar a 1080 kilómetros de mi casa, mis parientes se miraban sin entender ¿¡qué hace ésto acá!? Y yo me percaté de que ¡no tenía dónde parar ese fin de semana! Fue entonces que
María Teresa LLamazares me abrazó y me dijo esas palabras tan hermosas y cargadas de empatía, "hija de Kiki, hija mía!"
Así también yo le dije a Juliana: -"sos como una hija mía, lo que necesites, llamame, ahí estaré, Pepe también"-.
Cierro este texto contándote que estoy bien, llevando como puedo tu ausencia, tal vez escribir, soñar, usar tu cerámica para comer rico, escuchar a nuestros amados Buarque y Silvio Rodriguez, me ayudan a saber que en otro plano, ya no sufrís más, y los que quedamos...estamos bien. Un beso Lisa
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