jueves, 26 de enero de 2023

Valijas poéticas para un futuro viaje.

Esta semana que transcurre, 

me encuentra trabajando en un sitio distinto.

lejano. 

Un sitio donde puedo explayar lo que siento, y plasmarlo.


(Detrás de esa mujer que se sienta en su ordenador, en el trabajo

está la Patrona que la observa y la mira, -¡Por fin! Se ha sentado,

¡qué mujer inquieta y curiosa, siempre andando!)




Preparo un viaje.

Un viaje al pasado, a mis abuelos. Al abrazo de mi abuela muerta 

a los cincuenta y tres años.

A la sombra del patio de la calle Belgrano.

A los jazmines del país y la Strelitzia en flor

de sus canteros olorosos

y amados.

Era sólo una niña curiosa.

cuando busqué ese reparo.

Y hoy siento la misma necesidad imperiosa de encuentro

de paredes antiguas,

de rejas y de amparo.


¡Ay vida que me ofreces,

ese viaje tan extraño!

Para que este cuerpo 

de mujer de sesenta

se asiente y libere

los recuerdos anclados.


Será en marzo ese viaje,  amenizado

con charlas y  profundos silencios

coloridos de flores y de exóticos pájaros.

-No llevar, -me digo-  en equipaje

 rencores, sinsabores, que amarguen 

mi lenguaje.

Sí cargar esperanzas, la ambición del encuentro,

el expectativas por palabras y lindos recuerdos

que matizarán -lo creo-

las coloridas tardes, y los sencillos afectos.


Jujuy profundo de abrazo

¿me esperas?

 Al cielo tan azul, a tus cerros voy yendo

¡que se pasen los días

y las horas y el tiempo! 



(Para no hacer tan denso y tan propio este momento, la patrona se reta en cordobés a si misma, -"¡por favor, mujer! ¡ Hablando en poesía, rescatá  tonada, tu acentito cordobés!-  

 (La patrona se interpela en esa ambivalencia de dos provincias, que hereda el personaje.

 El humor cordobés y la tonada salvan y la rescatan  a la Laura que sueña y que divaga por meandros de la nostalgia)

Y la poesía de los grandes poetas viene en ayuda, ahora del poeta jujeño Jorge Calvetti 

EL RETORNO 

a Guillemo G. Padilla 

Vengo a buscar la luz que me ha mirado, 

en el tímido tiempo de la infancia; 

vengo a buscar mi casa y su fragancia 

y el eco de los cantos que he cantado. 


Vengo a buscar el río colorado, 

el imperioso azul, la honda distancia, 

los silenciosos sauces de la estancia 

y el Cerro de las Rosas, perfumado. 

 

Aquí están mis recuerdos más queridos; 

aquí mi corazón y sus latidos, 

aquí a mi madre, pálida, se nombra…

 

Vengo a buscarlo todo y a buscarme. 

Aquí estoy y estaré. Aquí he de darme 

ya poblado de sombras, a la Sombra.

 

De Libro de Homenaje”, 1957.



La mujer sonríe pensando que el poeta jujeño, un día cualquiera,

 sesenta y seis años antes, 

adivinó su pensamiento.





 

 


 

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