viernes, 3 de febrero de 2023

palabras para los hijos, pues ya no están en casa.

 «la poesía es la única escapatoria posible de un ser humano hacia dentro de sí mismo».



 
 

Este es el poema que se volvió viral de Magdalena Blesa, (poetisa española que recita en cárceles, bibliotecas, escuelas)

«Instrucciones a mi hijos»

Jamás un conato de daros la vuelta

Jamás una huida, por muchos que sean

Jamás ningún miedo, y si acaso os diera,

Jamás os lo noten, que no se den cuenta

Jamás un “me rindo”, si no tenéis fuerzas

Aunque fuese a gatas, llegad a la meta

Que nadie os acuse… ¡miradme a la cara!

Que nadie os acuse de dejar a medias un sueño imposible…

(Si es que los hubiera)

Yo no los conozco,

Y mira que llevo yo sueños a cuestas

Jamás, y os lo digo como una sentencia, ¡miradme a la cara!

Jamás en la vida paséis por el lado de cualquier persona sin una sonrisa

No hay nadie en el mundo que no la merezca

Hacedle la vida más fácil, ¡miradme!

A cada ser vivo que habite la tierra

Jamás se os olvide que en el mundo hay guerra

Por pasar de largo sin gloria ni pena delante de un hombre

Y no preguntarnos qué sueño le inquieta

Qué historia le empuja,

Qué pena lo envuelve,

Qué miedo le para,

Qué madre lo tuvo,

Qué abrazo le falta,

Qué rabia le ronda,

Qué envidia lo apresa…

Jamás, y lo digo faltándome fuerzas,

Si el mundo se para,

Os quedéis sentados viendo la manera de que otro lo empuje

Remangaos el alma,

Sed palanca y rueda,

Tirad de la vida vuestra y de quien sea,

Que os falte camino,

Perded la pelea contra los enanos

No sed los primeros,

Que os ganen los hombres que no tienen piernas

No sabedlo todo,

Dejad que contesten los que menos sepan

Las manos bien grandes,

Las puertas abiertas,

Anchos los abrazos, fuera las fronteras

Hablad un idioma claro, que se entienda

Si estrecháis la mano, hacedlo con fuerza

Mirando a los ojos,

Dejando una huella

Prestad vuestra vida,

Regaladla entera

Que a nadie le falte ni una gota de ella

¡Cantad!

Que cantando la vida es más bella

Y jamás, os hablo desde donde nazca

El último soplo de vida que tenga,

Jamás una huida

Por muchos que sean…



Abro mi correo y aparece esta poesía en Zenda. Me  trae todo el momento de golpe, ya mis hijos no están en casa. Ayer trasladamos a Nicolás, nuestro tercer hijo, en la foto, el que aparece a la izquierda.

 Adiós a una etapa de muchos años en mi vida, el ritmo de las comidas, la nutrición, la ropa, los horarios,  la escuela, las mochilas y zapatillas. Ni hablar de los médicos y los dentistas. ¿Llegarás tarde, te guardo comida? ¿Estás con tus amigos, quienes? En fin, una larga lista de deberes, de tareas que hacemos y vivimos con gusto mientras hay bullicio de hijos en casa. El tiempo inexorable pasa y nuestros chicos se hacen grandes, traen a dormir en casa a gente que quieren, nos invaden entonces otros desayunos, otros sinsabores , otros desórdenes y aparecen los problemas de grandes, a eso también le damos la bienvenida.


Adultos como padres, vamos creciendo y entendiendo realidades nuevas, pero en el fondo en esa pareja que formamos queda el resabio del encuentro, o más bien, la necesidad de que algún día nos vuelva a encontrar juntos para disfrutar de una casa solos. Aunque nos encontremos con el silencio, con nuestras propias presencias viejas, aunque seamos otros y tengamos cuerpos mas viejos que no resistan escaleras o que olvidemos a veces nuestros  objetos en los distintos espacios, y tengamos por fuerza que ir a buscarlos subiendo o bajando esas escaleras, ya que no hay nadie que nos alcance lo que necesitamos.

El nido vacío, ¡qué oportunidad! vendrán los días de huerta, de dibujos y diseño,  de escuchar la propia música, las comidas que queremos, los platos  que nos gustan , sin culpa de que haya un comensal que no los prefiera, elegiremos seguro,  menúes con carne, ya no vegetarianos. ¡Vendrán los días en que encontraremos nuestras medias en nuestros cajones! Saber que si dejamos algo en un lugar ¡será altamente probable encontrarlo ahí mismo! Seguro que podremos apreciar el  dulce silencio de las noches, sabiendo que la vida hace que cada uno de nuestros hijos  elija cómo duerme y con quién.

 ¡Qué  momento que nos espera, la vida es un proceso maravilloso y éste momento es una oportunidad que hemos forjado con paciencia, los dos padres, día a día , a lo largo de los meses y de los años.


Me encanta como la poetisa de Zenda, Magdalena Blesa, ordena a sus

 hijos: "Cantad, que cantando la vida es mas bella", un muy buen

 consejo a hijos artistas. Tanto en estos días como en días del pasado

 los hijos son un maravilloso proyecto y creo que les hemos dedicado

 muchas horas de contención de alegría y de estructura. Ahora nos

 toca a mi marido y a mi, juntos y cada uno con sus cosas, encontrarnos, tocarnos, volver a ser amigos y

amantes, no dejar entrar en nuestra casa los rencores, las rabias, las viejas facturas sin cobrar. 

 Que sean bienvenidos en cambio la aceptación, la alegría, los masajes sanadores para los cuerpos y las

 almas.

¡Dejar entrar nuevos aires y visitar a los críos con  sus realidades, disfrutar de nuestro nido, lleno de

 expectativas y oportunidades, qué bueno eso!


¡Vamos por esos momentos, vamos por  ello!




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